Tuesday, April 21, 2009

Programación Neurolingüística

Programación Neurolingüística

A lo largo de la historia de la civilización, muchos han hecho hincapié en este punto: existe una diferencia irreductible entre el mundo y nuestra experiencia de él. Como seres humanos, nosotros no actuamos directamente en el mundo. Cada uno de nosotros crea una representación del mundo en que vivimos, es decir, un mapa o modelo que nos sirve para generar nuestra conducta. En gran medida, nuestra representación del mundo determinará lo que será nuestra experiencia de él, el modo de percibirlo y las opciones que estarán a nuestra disposición al vivir en el mundo.

Todos los logros de la raza humana, tanto positivos como negativos, suponen el uso del lenguaje. Los seres humanos utilizamos el lenguaje de dos formas. En primer lugar, lo usamos para representar el mundo, actividad que denominamos razonar, pensar, fantasear, ensayar. Al emplear el lenguaje como sistema representacional, estamos creando un modelo de nuestra experiencia. Este modelo del mundo que creamos mediante el uso representacional del lenguaje está basado en las percepciones que tenemos del mundo. Nuestras percepciones también están parcialmente determinadas por nuestro modelo o representación.

No hay dos seres humanos que tengan exactamente las mismas experiencias. El modelo que creamos para guiarnos en el mundo se basa parcialmente en nuestras experiencias. Cada uno de nosotros podrá, pues, crear un modelo diferente del mundo que compartimos y, por lo tanto, llegar a vivir una realidad un tanto diferente.

Obsérvese que, dado que usamos el lenguaje como sistema representacional, nuestras representaciones lingüísticas están sujetas a los tres universales del modelaje humano: la generalización, la eliminación y la distorsión. En segundo lugar, utilizamos el lenguaje para comunicarnos unos a otros nuestra representación del mundo. Cuando empleamos nuestra lengua para comunicarnos lo denominamos: hablar, discutir, escribir, conferenciar, cantar, etc.
Al usar el lenguaje para comunicarnos estamos presentándoles, a otros, nuestro propio modelo.

Al respecto, caben dos observaciones. Primero, hay necesariamente una diferencia entre el mundo y cualquier modelo o representación del mundo. Segundo, los modelos que crée cada uno de nosotros serán diferentes. Esto puede demostrarse de diversas maneras, las que para nuestros fines hemos dividido en tres categorías: limitantes neurológicas, limitantes sociales y limitantes individuales.

Limitantes neurológicas: Nuestro sistema nervioso, inicialmente determinado en forma genética, constituye así el primer conjunto de filtros para distinguir al mundo (el territorio) de nuestra representacion del mundo (el mapa).
El sistema nervioso, que es aquél donde se produce el sistema representacional del lenguaje, es el mismo sistema nervioso mediante el cual los seres humanos producimos todos los demás modelos del mundo: pensamiento, visual, kinestésico, etc. En cada uno de estos sistemas están operando los mismos principios estructurales. Por lo tanto, a través de los principios formales que los lingüistas han identificado como parte del sistema representacional denominado lenguaje, se puede lograr comprender de manera explícita cualquier sistema de modelaje humano.

Una segunda modalidad en que nuestra experiencia del mundo difiere del mundo en sí mismo, es mediante el conjunto de limitantes sociales o pautas (anteojos por receta) que denominamos factores sociogenéticos. Al decir sociogenéticos nos estamos refiriendo a todas las categorías o filtros a los cuales estamos sujetos como miembros de un sistema social: nuestro idioma, nuestras modalidades aceptadas de percibir y todas las convenciones socialmente aceptadas. Tal vez el filtro sociogenético más comúnmente reconocido lo constituye el sistema de nuestra lengua.

Limitantes individuales: Un tercer modo en que nuestras experiencias del mundo pueden diferir del mundo mismo, es por medio del conjunto de filtros o pautas que hemos denominado limitantes individuales. Al decir limitantes individuales nos estamos refiriendo a todas las representaciones que creamos como seres humanos, basados en nuestra singular historia personal. Cada individuo tiene un conjunto de experiencias que constituyen su propia historia personal y que le son peculiares y únicas, del mismo modo como lo son sus huellas digitales. Así como toda persona tiene un conjunto distinto de huellas dactilares, cada individuo tiene también experiencias nuevas al crecer y vivir, y ninguna historia de vida es idéntica a otra. Nuevamente, a pesar de compartir muchas semejanzas, al menos algunos aspectos serán diferentes y peculiares a cada persona. Los modelos o mapas que creamos en el proceso de vivir están basados en nuestras propias experiencias individuales, y debido a que algunos aspectos de nuestras experiencias nos serán únicos como personas, partes de nuestro modelo del mundo nos serán exclusivas de cada uno de nosotros. Estas maneras poco comunes que cada uno de nosotros adopta para representar el mundo, constituyen un conjunto de intereses, hábitos, gustos, pautas y normas de conducta que son claramente propias. Estas diferencias garantizan que cada uno de nosotros tenga un modelo del mundo que de alguna manera será diferente del modelo de otra persona cualquiera.

El tercer conjunto de filtros, las limitantes individuales, constituye la base para las profundas diferencias existentes entre nosotros los seres humanos y el modo como creamos nuestros modelos del mundo. Puede que estas diferencias en nuestros modelos alteren nuestras pautas sociales, enriqueciendo nuestra experiencia, presentándonos más alternativas, o bien empobreciendo nuestra experiencia de un modo que se limite nuestra capacidad para actuar de manera eficaz.

Modelos y terapias
En la mayoría de las modalidades psicoterapeúticas (con la posible exclusión de algunas terapias físicas) entre las cosas que ocurren están las transacciones verbales entre el "paciente" y el "terapeuta". Uno de los rasgos comunes del encuentro terapeútico es que el terapeuta trata de averiguar el motivo por el que el cliente ha venido a terapia, en otras palabras, qué es lo que el cliente quiere cambiar. Según nuestra postura teórica diríamos que el terapeuta está tratando de averiguar cuál es el modelo del mundo que tiene su cliente. Al ir comunicando sus modelos del mundo, lo hace por medio de estructuras de superficie. Estas estructuras de superficie contendrán algunas eliminaciones. La modalidad que el cliente adopta para comunicar su modelo/representación está necesariamente sujeta a los procesos universales de modelaje humano tales como la eliminación. La estructura de superficie es a su vez una representación de la representación lingüística plena de donde se derivó: la estructura profunda. Cuando ha ocurrido el proceso lingüístico de la eliminación, la descripción resultante - la estructura de superficie - es necesariamente insuficiente para el terapeuta. Esta parte también podrá faltar en el modelo consciente del mundo que tiene el cliente. Si al modelo de la experiencia del cliente le faltan partes, es un modelo empobrecido. Los modelos empobrecidos implican necesariamente menos opciones o alternativas de conducta. A medida que se recuperan las partes que faltan, comienza el proceso de cambio para la persona.

El primer paso es que el terapeuta sea capaz de determinar si la estructura de superficie de su cliente es o no una representación completa de la representación lingüística plena de donde se derivó la estructura profunda.

En general, la efectividad de una determinada forma de terapia dependerá de su habilidad para recuperar partes eliminadas o ausentes del modelo del cliente. Por lo tanto, el primer paso es el aprender a reconocer las piezas ausentes del modelo, específicamente, identificar el hecho que ha habido una eliminación lingüística. Las piezas que faltan en la estructura de superficie es el material que ha sido removido mediante transformaciones por eliminación. La recuperación del material que falta implica un desplazamiento hacia una representación más plena: la estructura profunda.

En nuestra experiencia cuando una persona acude a nosotros en busca de terapia, suele llegar con algún tipo de sufrimiento, sintiéndose paralizada, incapacitada para vivenciar alternativas o libertad de acción para su vida. Lo que hemos descubierto no es que el mundo sea demasiado limitado o que no haya alternativas posibles, sino que estas personas bloquean su capacidad de ver esas alternativas y las posibilidades que se les abren, debido a que no están presentes en sus modelos de mundo.

Casi todos los miembros de nuestra cultura, en su ciclo vital, deben encarar una serie de periodos de cambio y trancisión. Las diferentes formas de psicoterapia han desarrollado diversas categorías para estas etapas cruciales de crisis-trancisión. Lo curioso es que mientras algunas personas son capaces de atravesar estos periodos de cambio con facilidad vivenciándolos como periodos de intensa energía y creatividad, otras, ante los mismos desafíos, vivencian estos períodos como etapas de terror y sufrimiento, que tienen que ser soportados mientras su única preocupación es sobrevivir. Nos parece que la diferencia entre estos dos grupos se debe esencialmente a que las personas que responden de manera creativa y encaran efectivamente esta tensión son personas que tienen una representación o modelo rico de su situación, en el que perciben una amplia gama de alternativas entre las cuales escoger acciones posibles. Las otras personas vivencian momentos semejantes como si tuvieran pocas alternativas y ninguna de las cuales les resultara atractiva, en otras palabras, juegan a perder. La pregunta que nos hacemos es: ¿cómo es posible que diferentes seres humanos enfrentados ante un mismo mundo tengan experiencias tan divergentes? Entendemos que esta diferencia es la consecuencia de divergencias en la riqueza de sus modelos. Por lo tanto, la pregunta que sigue es: ¿cómo es posible que algunos seres humanos mantengan un modelo empobrecido que les origina dolor y sufrimiento ante un mundo lleno de valores, rico y complejo?

En nuestro intento por entender el motivo por el que algunas personas siguen causándose sufrimiento y angustia, ha sido importante caer en la cuenta de que no son ni malos, ni locos ni enfermos. De hecho, están optando por lo mejor entre las alternativas de que están conscientes, es decir, están eligiendo lo mejor dentro de su modelo particular. Dicho de otro modo, la conducta de los seres humanos - por insólito que pueda parecer, en primera instancia - cobra sentido cuando es contemplada en el contexto de las alternativas generadas por su modelo. El problema no está en que el individuo elija mal o equivocadamente, sino que no tiene suficientes alternativas, no tiene una imagen del mundo rica y compleja. La paradoja más extensiva a la condición humana, que nosotros vemos, es que los procesos que nos habilitan para manipular símbolos - es decir, para crear modelos - y que nos permiten sobrevivir, crecer, cambiar y disfrutar, son los mismos que nos permiten mantener un modelo empobrecido del mundo. De modo que los mismos procesos que nos permiten realizar las más extraordinarias y especialísimas actividades humanas son los mismos que bloquean nuestro crecimiento si cometemos el error de confundir el modelo con la realidad. Al respecto podemos identificar tres mecanismos generales: la generalización, la eliminación y la distorsión.

La generalización es el proceso mediante el cual algunos elementos o piezas del modelo de la persona se desprenden de la experiencia original y llegan a representar la categoría total de la cual la experiencia es sólo un caso particular. Nuestra capacidad generalizadora es esencial para poder encarar el mundo. Por ejemplo, es útil poder generalizar la experiencia de sentir dolor al tocar una estufa caliente y llegar a la generalización que las estufas calientes no deben ser tocadas. Pero llevar esta generalización al punto de considerar que las estufas son peligrosas y, por lo tanto, rehusar a entrar a una sala donde hay una estufa, es imponernos una innecesaria limitación a nuestro movimiento en el mundo.
Lo importante es que una misma pauta, regla o norma es útil o no según el contexto, es decir, no hay generalizaciones correctas en sí mismas. Cada modelo debe evaluarse dentro de su contexto. Más aún, esto nos da una clave para entender el comportamiento humano que nos parece extraño o inadecuado. Lo importante es considerar la conducta de la persona dentro del contexto en que se originó.

Un segundo mecanismo que podemos usar para enfrentar efectivamente el mundo o para derrotarnos a nosotros mismos es la eliminación. La eliminación es un proceso mediante el cual prestamos atención selectivamente a ciertas dimensiones de nuestra experiencia, al mismo tiempo que excluimos otras. Un ejemplo de ello es la capacidad que tienen las personas para filtrar o excluir todos los demás sonidos en una sala llena de gente a fin de poder escuchar las palabras de una persona en particular. Utilizando el mismo proceso, los individuos son capaces de impedirse a sí mismos escuchar mensajes de cariño de personas que les son importantes.
La eliminación reduce el mundo a dimensiones en que nos sentimos capaces de manejarlo y puede ser útil en ciertos contextos, y en otros, sin embargo, ser origen de sufrimiento.

El tercer proceso de modelaje es el de la distorsión. La distorsión es el proceso que nos permite hacer cambios en nuestra experiencia de los datos sensoriales que recibimos. Por ejemplo, la fantasía o la imaginación nos permite prepararnos para experiencias aún antes que éstas ocurran. Se distorsiona la realidad cuando se ensaya un discurso que se dirá más adelante. Este es el proceso que ha hecho posible todas las creaciones artísticas. Utilizando esta misma técnica, los individuos pueden limitar la riqueza de su experiencia.

Las generalizaciones o las expectativas de la persona filtran y distorsionan su experiencia para hacerla consistente con esas expectativas. Como no tiene experiencias que desafíen a sus generalizaciones, sus expectativas se confirman y el ciclo continúa. De esta forma, las personas mantienen sus modelos empobrecidos del mundo.

Los tres procesos más importantes del modelaje humano son: la generalización, la eliminación y la distorsión. Son tres modalidades en que el modelo que creamos difiere de aquello que modela. Estos procesos se aplican plenamente al caso de las representaciones lingüísticas. Una buena parte del trabajo realizado por los lingüistas transformacionalistas ha sido el descubrimiento y la explicitación del modo cómo estos tres universales de la representación se llevan a cabo en los sistemas de las lenguas humanas.

Las tres categorías de intuiciones lingüísticas que hemos seleccionado como relevantes a nuestros objetivos son: la buena formación, la estructura constituyente y las relaciones lógico-semánticas.

Buena formación: Se refiere a los juicios consistentes que los hablantes nativos de una lengua emiten acerca de si un grupo de palabras constituyen o no oraciones en su lengua.

Estructura constituyente: Los juicios consistentes que hacen los hablantes nativos acerca de qué elementos van juntos o combinados en una unidad o como constituyentes de una oración en su idioma.

Relaciones lógico-semánticas: Los juicios consistentes que los hablantes nativos de un idioma hacen acerca de las relaciones lógicas reflejadas en las oraciones de su lengua:
1. Completividad: ante la presentación de un verbo, el hablante nativo es capaz de determinar cuántas y qué tipos de cosas son conectadas o descritas por una relación verbal.
2. Ambigüedad (polisemia): Significa lo contrario de la sinonimia. Es la intuición que los hablantes nativos utilizan cuando la misma estructura de superficie tiene más de un significado semántico distinto. Ocurre cuando más de una estructura profunda se conecta por medio de transformaciones con la misma estructura de superficie.
3. Sinonimia: La prueba intuitiva de la sinonimia consiste en imaginar si sería posible en nuestro mundo (o en uno imaginario) que una de las estructuras de superficie resultara ser verdadera (o falsa) y la otra no verdadera (o no falsa). Si ambas tienen el mismo valor (ambas verdaderas o ambas falsas), son sinónimas. Esto se conoce como la prueba de la paráfrasis. La sinonimia en el metamodelo significa que la misma estructura profunda está conectada con más de una estructura de superficie.
4. Indices referenciales: Los hablantes nativos son capaces de determinar si una palabra u oración alude a un objeto particular de su experiencia, o si identifica una clase de objetos; más aún, pueden formular juicios consistentes acerca de si dos o más palabras se refieren al mismo objeto o clase.
5. Presuposiciones: Los hablantes nativos pueden determinar cuál es la experiencia del hablante al enunciar una oración. Una oración que tiene que ser verdadera para que otra oración tenga sentido se denomina presuposición de esta última.

Cada oración puede analizarse en dos niveles de estructura correspondientes a dos tipos de intuiciones consistentes que tienen los hablantes nativos de un idioma: la estructura de superficie, donde las intuiciones del hablante sobre la estructura constituyente adquieren una representación de estructura de árbol, y la estructura profunda en la cual figuran intuiciones acerca de lo que son las relaciones lógico-semánticas de una representación completa. Dado que el modelo provee dos representaciones para cada oración (estructura de superficie y estructura profunda), los lingüistas deben explicitar el modo en que conectan estos dos niveles. Para representar esta conexión recurren a un proceso de derivación constituido por una serie de transformaciones.

Algunas derivaciones:
a) Transformación activa / pasiva. Sinonimia.
b) Transformaciones por eliminación (elipsis): Son sensibles a los índices referenciales; hay palabras y oraciones nominales que no pueden ser legítimamente suprimidas mediante una transformación por eliminación libre si llevan un índice referencial que las conecta o relaciona con alguna cosa o persona, esto aparece como un cambio en el significado si esta condición no se cumple y se aplica la transformación. La condición general que debe cumplir una transformación por eliminación libre, para ser aplicada legítimamente, es que el elemento eliminado puede no tener un índice referencial que se conecte con alguna parte específica del modelo que tiene el hablante de su experiencia; esto significa que cada vez que ha sido aplicada una transformación por eliminación libre, el elemento eliminado no tuvo necesariamente un índice referencial en la representación de la estructura profunda, es decir, era un elemento no vinculado a cosa alguna en la experiencia del hablante.
c) Nominalización (sustantivización, prosopopeya, personificación)

El metamodelo para el lenguaje.
Utilizamos el lenguaje para representar y comunicar nuestra experiencia; el lenguaje es un modelo de nuestro mundo. Lo que han hecho los gramáticos transformacionalistas es desarrollar un modelo formal de nuestra lengua, un modelo del modelo de nuestro mundo, o más sencillamente, un metamodelo.

El lenguaje hace las veces de sistema representacional de nuestra experiencia. Nuestras posibles experiencias como seres humanos son enormemente ricas y complejas. Si el lenguaje ha de realizar satisfactoriamente su función como sistema representacional, deberá, además, proveer un conjunto de expresiones ricas y complejas para representar nuestras posibles experiencias.

Las eliminaciones: Las partes ausentes del modelo.
En la mayoría de las modalidades terapeúticas (con la posible exclusión de algunas terapias físicas) entre las cosas que ocurren están las transacciones verbales entre el "paciente" y el "terapeuta". Uno de los rasgos comunes del encuentro terapeútico es que el terapeuta trata de averiguar el motivo por el que el cliente ha venido a terapia, en otras palabras, qué es lo que el cliente quiere cambiar. Según nuestra postura teórica diríamos que el terapeuta está tratando de averiguar cuál es el modelo del mundo que tiene su cliente. Al ir comunicando sus modelos del mundo, lo hace por medio de estructuras de superficie. Estas estructuras de superficie contendrán algunas eliminaciones. La modalidad que el cliente adopta para comunicar su modelo/representación está necesariamente sujeta a los procesos universales de modelaje humano tales como la eliminación. La estructura de superficie es a su vez una representación de la representación lingüística plena de donde se derivó: la estructura profunda. Cuando ha ocurrido el proceso lingüístico de la eliminación, la descripción resultante - la estructura de superficie - es necesariamente insuficiente para el terapeuta. Esta parte también podrá faltar en el modelo consciente del mundo que tiene el cliente. Si al modelo de la experiencia del cliente le faltan partes, es un modelo empobrecido. Como decíamos anteriormente, los modelos empobrecidos implican necesariamente menos opciones o alternativas de conducta. A medida que se recuperan las partes que faltan, comienza el proceso de cambio para la persona.

El primer paso es que el terapeuta sea capaz de determinar si la estructura de superficie de su cliente es o no una representación completa de la representación lingüística plena de donde se derivó la estructura profunda.

En general, la efectividad de una determinada forma de terapia dependerá de su habilidad para recuperar partes eliminadas o ausentes del modelo del cliente. Por lo tanto, el primer paso es el aprender a reconocer las piezas ausentes del modelo, específicamente, identificar el hecho de que ha habido una eliminación lingüística. Las piezas que faltan en la estructura de superficie es el material que ha sido removido mediante transformaciones por eliminación. La recuperación del material que falta implica un desplazamiento hacia una representación más plena: la estructura profunda.

La distorsión: Proceso - evento.
Una de las modalidades más frecuentes por las que se rigidizan las personas, es convirtiendo aquello que es un proceso en transcurso, en acontecimiento o evento. Los eventos son sucesos que ocurren en un determinado momento y luego concluyen. Una vez ocurridos, sus consecuencias son fijas y nada puede hacerse para cambiarlas. Esta forma de representación de la experiencia del cliente, es empobrecedora en el sentido que éste pierde todo control sobre el proceso en transcurso al representarlo como un evento. Los lingüistas han identificado el mecanismo lingüístico mediante el cual se convierte un proceso en un acontecimiento. Se trata del fenómeno denominado "nominalización". La capacidad del terapeuta para desafiar las partes distorsionadas del modelo del cliente, que hacen que los procesos se representen como eventos, requiere que el terapeuta sea capaz de reconocer las nominalizaciones en las estructuras superficiales del cliente. Esto puede hacerse examinando directamente la estructura de superficie del cliente, mediante la revisión de los no-verbos presentes en la oración y tratando de pensar en algún verbo o adjetivo que se le parezca o aproxime en grafismo/sonido y significado.
La tarea del terapeuta es ayudar a que el cliente vea que aquello que en su modelo ha representado como un evento cerrado y concluido es, de hecho, un proceso sobre el cual puede tener alguna influencia.

Más allá de la estructura profunda.
Desde el momento que el terapeuta compromete a su cliente en la recuperación de la estructura profunda, la representación lingüistica plena, la terapia está surtiendo efecto. El paso siguiente es el cuestionamiento de la estructura profunda con el objeto de enriquecerla. En este momento el terapeuta tiene ante sí una serie de alternativas. El punto central es que las personas están sufriendo, no porque el mundo no sea lo suficientemente rico como para permitir que satisfagan sus necesidades, sino porque su representación del mundo está de tal modo empobrecida, que no ven salida posible. Por consiguiente, nuestra estrategia como terapeutas es vincular al cliente con el mundo, de modo que tenga ante sí un conjunto más rico de alternativas. En otras palabras, debido a que el sufrimiento de nuestro cliente se originó al crear éste una representación empobrecida del mundo, olvidando que es sólo una representación y no el mundo mismo, el terapeuta ayudará a su cliente a cambiar cuando éste llegue a comportarse de un modo inconsistente con su modelo, enriqueciendo, por lo tanto su propio modelo. Hay varias maneras de lograr esto, muchas de las cuales han sido descritas detalladamente. Entre otras, están la importancia de tener canales sensoriales claros y despejados, la elucidación de las configuraciones utilizadas en familia ante las situaciones de tensión, los traumas infantiles, la instauración de dobles vínculos terapeúticos. Estos ejemplos ilustran los aspectos que han subrayado las diversas escuelas de psicoterapia para desafiar los modelos empobrecidos de sus clientes. Todas las formas de psicoterapia, en la medida que van teniendo éxito y sea cual fuere su énfasis típico, presentan estos dos rasgos:
a) Una gran cantidad de comunicación en la forma de lenguaje hablado.
b) Un cambio en la representación/modelo que el cliente tiene del mundo.

El lenguaje es tanto un sistema representacional como un medio o proceso de comunicar nuestra representación del mundo. Los procesos que experimentamos para comunicar nuestra experiencia son los mismos que experimentamos al crear nuestra experiencia.

Habiendo recuperado el modelo lingüístico que el cliente tiene del mundo, el terapeuta podrá escoger cualquiera de las numerosas técnicas de tratamiento que encuentre útil dentro del contexto. Para ayudar en el proceso de cambio el terapeuta podrá, por ejemplo por el establecimiento de un doble vínculo terapeútico, por la utilización de una técnica de actuación, o seguir desafiando el modelo del cliente mediante un trabajo puramente verbal. En cada uno de estos casos está involucrado el lenguaje. La efectividad de un terapeuta está íntimamente relacionada a la riqueza de su metamodelo - el número de alternativas que tiene a su disposición y su destreza en el combinar estas alternativas.

Desafío a la estructura profunda:
Que el terapeuta desafíe la estructura profunda de su cliente equivale a exigirle a éste que movilice sus recursos para reconectar su modelo lingüístico con su mundo experiencial. Dicho en otras palabras, aquí el terapeuta está desafiando y cuestionando la suposición de su cliente de que su modelo lingüístico es la realidad.

Desafío a las generalizaciones:
Uno de los elementos más empobrecedores de la experiencia y más frecuente en el modelo del cliente es la generalización. Correspondiente a esto, las estructuras superficiales que representan la porción empobrecida del modelo contendrán palabras y oraciones sin índice referencial y llevarán verbos incompletamente especificados.

Un modo explícito de determinar cuáles partes de la expresión verbal (y el modelo que representa) están mal precisados o mal enfocados, es buscar específicamente los argumentos sustantivos que carecen de índice referencial.

Claridad a partir del Caos - las palabras verbo/procesos.
El terapeuta sigue examinando las estructuras de superficie generadas por el cliente, recuperando la estructura profunda y desafiando a ésta donde aparecen generalizaciones que hacen que el modelo sea impreciso e incompletamente especificado hasta que la imagen que el terapeuta tiene del modelo de su cliente se aclare.

Desafío a las eliminaciones.
Son muchas las técnicas a disposición del terapeuta para asistir a su cliente en la recuperación de partes de su experiencia que no están representadas en su modelo. En el área de técnicas combinadas verbales - no verbales, por ejemplo, se le podrá pedir al cliente que haga una actuación de la situación específica desde donde generaliza y describir su vivencia plenamente en la medida que la revive, presentando así una parte de su experiencia a la cual, con anterioridad, no había dado una representación lingüística. Esto tiene el efecto de reconectar al cliente con su experiencia, y al mismo tiempo le da al terapeuta un contenido valioso, además de un entendimiento de cómo la persona representa típicamente sus experiencias y sus vivencias.

La tarea del terapeuta es desafiar aquellas eliminaciones que no prestan utilidad; aquellas que producen insatisfacción, que están a su vez asociadas a áreas de imposibilidad, áreas en que el cliente, literalmente, no puede ver otras alternativas que no sean aquellas que resultan insatisfactorias - aquellas que causan dolor -. Frecuentemente, un área donde ha ocurrido una eliminación empobrecedora es aquella en que la percepción que tiene el cliente de su potencial está limitada; parece estar bloqueada, atascada, en cierto sentido, condenada... Como terapeutas, identificamos como una eliminación del modelo del cliente cualquier opción imaginable por nosotros o por cualquiera otra persona en la misma situación.

Frecuentemente, la supresión de la experiencia, del modelo del mundo que hace el cliente, será tan obvia a los terapeutas que podrán comenzar a ofrecer sugerencias y consejos acerca de modos alternativos de tratar el problema. Probablemente estaríamos muy de acuerdo con muchas de las sugerencias hechas por los terapeutas, ya que nuestras intuiciones incluirían estas alternativas, pero en nuestra experiencia, las sugerencias y los consejos provenientes de otro caen precisamente dentro de las brechas creadas por eliminación en el modelo del cliente y son, por lo tanto, relativamente ineficaces. Estas eliminaciones han empobrecido el modelo del cliente, y son precisamente estas partes que no están representadas en el modelo de la experiencia del cliente las que están siendo recomendadas por el terapeuta. Aquí lo más frecuente es que el cliente "resistirá" las alternativas o no las escuchará, ya que están eliminadas de antemano de su modelo. Por lo tanto, le sugerimos al terapeuta que guarde para sí estas sugerencias hasta que el modelo del cliente esté lo suficientemente enriquecido como para aceptarlos e incorporarlos.

Una ventaja adicional que tiene el retener las sugerencias y abocar al cliente en el desafío de su propio modelo y la creación y búsqueda de sus propias salidas es que así el terapeuta no se ve abrumado por los contenidos y puede focalizar su atención en el proceso de dirigir el modo como se encara a ellos su cliente. Es decir, el terapeuta usa su metamodelo para operar directamente en el modelo empobrecido del cliente.

Distorsión
Por distorsión entendemos el proceso mediante el cual representaciones presentes en el modelo del cliente han sido distorsionadas al punto de limitar su capacidad para actuar. Hay varias formas como se pueden distorsionar las estructuras profundas y por consecuencia producir en el cliente padecimientos.

La buena formación semántica.
Una manera en que las personas distorsionan su modelo y se causan a sí mismos padecimientos, es declarando fuera de su control a conductas que en realidad están bajo su control. El terapeuta puede identificar expresiones semánticamente mal formadas como de la siguiente forma:
"Una persona hace que otra persona tenga una determinada emoción".
Cuando la primera persona, la que está "causando" el determinado efecto, es otra que la que está experimentando la rabia, se dice que la frase está mal formada y es inaceptable. La malformación semántica de este tipo de frases surge porque es literalmente imposible que un ser humano cree una emoción en otro ser humano; así entonces, rechazamos oraciones con esta forma. Las oraciones de este tipo, de hecho identifican situaciones en que una persona ejecuta algún acto y la segunda persona responde sintiéndose de una determinada forma. Lo interesante aquí, es que a pesar que ambos eventos transcurren uno tras otro, no hay una conexión necesaria entre el acto de una persona y la respuesta de la otra. Por lo tanto, las frases de este tipo identifican un modelo en que el cliente asigna la responsabilidad de sus emociones a personas o fuerzas fuera de su control. El acto mismo no causa la emoción; más bien, la emoción es una respuesta generada de un modelo en que el cliente no se hace responsable de experiencias que él podría controlar.
En este punto, la tarea del terapeuta es desafiar el modelo en algún modo que asista a los clientes para que se hagan responsables de sus respuestas. Esto puede hacerse de diversas maneras. El terapeuta puede desafiar la malformación, preguntando de qué modo la otra persona hace que el cliente sienta lo que siente; si por otra parte en algunas ocasiones el cliente no responde con los mismos sentimientos ante la misma conducta del otro, el terapeuta podrá pedirle al cliente que indique cuál es la diferencia cuando este acto deja de tener el efecto "automático".

Presuposiciones
Lo que en primera instancia nos puede aparecerr como comportamiento bizarro o como afirmaciones un tanto peculiares, provenientes de nuestros clientes, cobrarán sentido dentro del contexto de sus modelos. El tener una imagen clara del modelo del cliente es entender cuál es el sentido de esa conducta o de esas afirmaciones. Esto es equivalente a identificar las suposiciones que el cliente está haciendo en su modelo del mundo. Lo que en el modelo son suposiciones, aparecen lingüísticamente en las oraciones del cliente como presuposiciones. Las presuposiciones son aquello que es necesariamente verdadero para que las afirmaciones del cliente tengan algún sentido (no para que sean verdaderas, sólo para que tengan sentido). Un atajo que pueden tomar los terapeutas para la identificación de partes empobrecidas del modelo del cliente es el ser capaces de reconocer las presuposiciones implícitas en las oraciones del cliente. Hay una prueba explícita para ver qué presuposiciones tiene una oración si es que las tiene. El terapeuta toma la estructura de superficie y forma una oración nueva, igual a la antigua, con la salvedad de que esta vez lleva una palabra negativa adjunta al primer verbo, enseguida el terapeuta se pregunta si acaso la misma oración tendría que ser verdadera para que esta nueva oración cobre sentido. Es una presuposición cualquier oración que tiene que ser verdadera para que tanto la afirmación del cliente, como la oración nueva (formada a partir de ella más la negación), cobre sentido. Las presuposiciones son particularmente insidiosas al ser presentadas abiertamente para su consideración. Ellas identifican dentro del modelo del cliente algunos de los principios organizativos básicos que limitan su experiencia y sus vivencias.
Una vez que el terapeuta ha identificado las presuposiciones propias de las afirmaciones del cliente, puede desafiarlas directamente mediante las técnicas que ya hemos identificado en la sección sobre las eliminaciones.

Estamos, por lo tanto, proponiendo la existencia de un subconjunto de oraciones en español que reconocemos como bien formadas en terapia, y nos son aceptables como terapeutas. Este conjunto de oraciones cumple con los siguientes requisitos:
1. Están bien formadas en español.
2. No contienen transformaciones por eliminación o eliminaciones inexploradas en la parte del modelo donde el cliente siente que no tiene alternativas.
3. No contiene nominalizaciones (proceso-evento).
4. No contiene palabras o argumentos carentes de índices referenciales.
5. No contiene verbos incompletamente definidos.
6. No contiene presuposiciones inexploradas en la parte del modelo en que el cliente no experimenta alternativas.
7 No contiene frases que violan las condiciones de la buena formación semántica.

Los supuestos básicos de la PNL:
1. Las personas reaccionan ante su propia reproducción de la realidad y no ante la realidad misma.
2. Cuerpo y mente forman parte de un mismo sistema cibernético e influyen el uno sobre el otro.
3. El significado de tu comunicación es la reacción que obtienes.
4. Sólo se puede hablar de "resistencia" en el caso del terapeuta y no en el del paciente
5. No hay errores ni descuidos, sólo retroalimentación.
6. Es importante tener un repertorio de conductas posibles porque, dentro de un sistema, el elemento controlador será aquél que disponga de la máxima flexibilidad. Por ello, es mejor poder elegir que no tener elección.
7. Las personas funcionan perfectamente. Nadie está "fuera de servicio", ni tiene ningún defecto ni está "estropeado".
8. Las personas escogen siempre la mejor opción que pueden y con la correspondiente información disponible en cada momento.
9. Detrás de cada conducta hay una intención positiva.
10. Todas las conductas son útiles. Siempre hay al menos un contexto en el que la conducta es útil.
11. Si una persona puede aprender a hacer algo determinado, en principio, todas las personas podrán hacerlo.
12. Las personas disponen de todos los recursos necesarios (capacidades interiores y hacia el exterior) para conseguir la transformación deseada.
13. En tanto que comunicador profesional, es mi obligación y responsabilidad procurar que mi interlocutor se encuentre (física y mentalmente) en el estado adecuado para que también pueda hacer lo que yo pretendo que haga.

apuntes del libro introducción a la programación neurolingüística de Thies Stahl
apuntes del libro "La estructura de la magia"

Tuesday, August 26, 2008

6. La Terapia Centrada en la Persona.

a) Condiciones necesarias para la psicoterapia.

Si uno arroja luz sobre las condiciones claves desde la perspectiva filosófica, uno encontrará nuevos aspectos de estas bien conocidas actitudes, pero lo más importante es la consecuencia general de esta mirada fenomenológica y epistemológica de la imagen de ser humano - concretamente una nueva respuesta a la vieja pregunta de qué es la psicoterapia misma.

1. Autenticidad – genuinidad: Significa que la persona (el terapeuta así como también el cliente) es considerada su propia autora y se confía que así sea. Una persona auténtica, por lo tanto, es su propia “autora” en la relación con ella mismos y los otros. Ser auténticos es una precondición para entrar en diálogo, la forma de comunicarse entre personas en la cual el otro es verdaderamente reconocido como otro, que se está abriendo, se está revelando a sí mismo. Por lo tanto desde la perspectiva epistemológica la autenticidad es el fundamento, la base de una comunicación personal y facilitadora.

Ser auténtico es todo un desafío, si tomamos en cuenta que en la práctica no hay una (idealista) relación “Yo-Tu”, sino más bien que las relaciones están siempre insertadas en grupos y en la sociedad como un todo. Esto implica también la necesidad de aplicar el criterio propio para encontrar la postura propia y a la vez reconocer a cada uno como un ser autónomo. De esta forma, la “perspectiva -nosotros” de encuentro, y presencia en el juego dialéctico de “estar-con” y “estar-contra”, se abre con profundas consecuencias terapéuticas, sociales y políticas.

2. Reconocimiento: Es la idea filosófica que subyace la consideración positiva incondicional. Reconocimiento es más que la ausencia de juicio. Es una forma activa y pro-activa de decirle deliberadamente sí al Otro como persona. Significa que la persona como tal es “apreciada” en su propia valía y dignidad – “ap-precia-do” significa ser estimado como un ser precioso. Apunta a un mutuo reconocimiento como personas en vez de conocimiento acerca del otro.

Como una persona, el Otro rompe los límites de nuestro conocimiento, de lo que podemos percibir. En vez de conocimiento (de hecho) se requiere reconocimiento. No podemos comprenderlo. Siendo verdaderamente un Otro, él o ella nunca pueden ser conocidos o reconocidos por otra persona. Conocer al Otro requiere que estemos abiertos a lo que el Otro nos va a dar a conocer.

Tomando en cuenta la noción relacional de persona, reconocimiento apunta al desafío de responder. Desde una perspectiva de desarrollo entramos al mundo por concepción, por ser concebidos. En ese mismísimo momento entramos en una relación y somos aceptados. Bajo circunstancias normales nacer significa ser esperado y recibido. Por lo tanto desde el primer momento de nuestra existencia hay Otros y nosotros nacemos en las relaciones con ellos. El Otro o los Otros están acá “antes” que nosotros, como mencionamos antes. Ellos nos esperan y dan la bienvenida y son extraños y sorprendentes para nosotros. En esta mirada el otro es visto siempre como una llamada y una “provocación”. El ser humano es el extraño para mí, que me sorprende, y frente a quien me siento opuesto , a quien tengo que enfrentar – ni monopolizarlo ni rechazarlo - cara a cara. La presencia del Otro, que siempre “viene primero”, es una llamada a una respuesta, de la cual no puedo escapar, porque nadie puede responder por mí. Estamos obligados y somos responsables frente al otro y le debemos una respuesta – haciendo del Otro una “prioridad”.

Por lo tanto en cada encuentro personal yace una respuesta a una llamada. Y la respuesta crece de la responsabilidad, de nuestra “habilidad de responder”, habilidad de respuesta. Por lo tanto se denota la dimensión ética de encuentro: el Otro es un llamamiento, un pedido y una provocación y la relación con él o ella es en principio asimétrica. La persona que necesita representa una demanda. El hecho de que el Otro se dirija a nosotros hace que surja una fundamental responsabilidad, que se basa en el hecho de que nadie pueda responder por mí. Esa es la razón por la cual al responder al otro solamente estamos cumpliendo nuestro deber.

3. Si reconocimiento describe la psicoterapia como el arte de responder como una persona, comprensión, generalmente llamada comprensión empática, apunta a la psicoterapia como el arte de no saber. Desde una perspectiva personal, ser empático generalmente significa exponerse uno mismo a la presencia del Otro: estar abierto a ser tocado existencialmente por la realidad de otra persona y tocar su realidad. Por lo tanto siempre está la disposición a, y el riesgo de cambiar uno mismo.

El otro similar a mí y a la vez diferente, vecino y oponente, amigo y enemigo, espejo y enigma. Empatía es la habilidad, el desafío y el intento de entrar en una relación de solidaridad con el Otro, reconociendo la diferencia, la diversidad y a pesar de ello tratando de estar concientes y de entender al otro u otra. Ser empático significa construir un puente hacia una tierra desconocida. La empatía tiende un puente que salva las diferencias entre las personas – sin quitar la brecha, sin ignorar las diferencias; no pretende que haya identidad entre los dos, ni se rinde ante la diversidad, no mezcla lo que es diferente, ni se rinde ante la visión de la profundidad de la otredad – tiende un puente.

Al esperar lo inesperado, la empatía es el fundamento epistemológico de la terapia centrada en la persona.


b) El campo de las experiencias.

Cada individuo tiene un campo de experiencia único; este campo de experiencia o “campo fenomenológico” contiene “todo lo que ocurre en la envoltura del organismo en un momento dado, el cual está potencialmente disponible para el conocimiento”.

Incluye los sucesos, las percepciones, las sensaciones y los impactos que la persona no conoce, pero que podría conocer si se concentrara en ellos. Es un mundo muy personal y privado que puede corresponder o no a la realidad objetiva y observada.

La atención se concentra primordialmente en los que una persona considera como su mundo y no en la realidad común. El campo de la experiencia está reducido por las restricciones psicológicas y las limitaciones biológicas. Tendemos a dirigir nuestra atención a los peligros inmediatos, así como también a las experiencias seguras o agradables, en lugar de aceptar todos los fenómenos que se presentan a nuestro alrededor.

c) El Self.

Dentro del campo de la experiencia está el sí mismo, el cual no constituye una entidad estable o invariable, pero que, al observarlo en un momento dado, parece que lo fuera. Esto se debe a que para observarlo congelamos una parte de la experiencia; Rogers concluyó que “nosotros no estábamos manejando una entidad de incremento leve, de aprendizaje gradual… que el producto era claramente una gestalt, una configuración en la cual, la modificación de un aspecto de menor importancia podría alterar completamente el patrón total. El sí mismo es una gestalt coherente y organizada que se encuentra en un continuo proceso de formación y reformación a medida que las situaciones cambian.

Así como una fotografía es un “momento” de algo cambiante, el sí mismo no constituye ninguno de los “momentos” que nosotros tomamos, sino el proceso fluido y subyacente. Otros autores emplean el término “self” (o “si mismo”) para indicar facetas de la identidad personal que es invariable, estable y aun eterna. Rogers utiliza el término para referirse al progreso constante de reconocimiento. Es esta diferencia, este énfasis en el cambio y la flexibilidad, lo que sirve de base a su teoría y a su tesis de que la gente es capaz de crecer, cambiar, y desarrollarse en forma personal. Él mismo o el concepto de uno mismo, es la visión que una persona tiene de sí misma y que se basa en experiencias pasadas, hechos (inputs) presentes y expectativas futuras (pregunta) afirman no estarlo en absoluto, o las personas que dicen estarse divirtiendo en grande pero obran como si estuvieran aburridas, solitarias o intranquilas, demuestran incongruencia. Esta se define como algo más que una incapacidad de percibir con exactitud o como una inhabilidad para comunicarse con precisión. Cuando la incongruencia se presenta entre el conocimiento NI la experiencia se denomina represión. La persona simplemente no sabe lo que hace. La mayor parte de la psicoterapia actúa sobre este síntoma de congruencia y ayuda a la gente a que se dé más cuenta de sus acciones, pensamientos y actitudes, pues los afectan a ellos mismos y a los demás.

Cuando la incongruencia constituye una discrepancia entre el conocimiento y la comunicación, el individuo no expresa lo que realmente sienta, piensa o experimenta. Esta clase de incongruencia se considera a menudo falsa, fingida o deshonesta. Con frecuencia estas conductas se convierten en el tema de discusión en las terapias de grupo o de las situaciones de encuentro. Como tales conductas parecen ser hechas maliciosamente, los expertos y terapeutas dicen que la falta de congruencia social la aparente falta de voluntad para comunicarse significa generalmente una falta de autocontrol y de conocimiento personal. La persona no es capaz de expresar sus emociones y percepciones reales ya sea por temor o bien debido a viejos hábitos de simulación que son difíciles de dominar. Existe también la posibilidad de que la persona tenga dificultades para entender lo que los demás piden.

La incongruencia puede presentarse en forma de tensión, ansiedad o, en circunstancias extremas, como una confusión interior. Un paciente recluido en un hospital mental, que confiese no saber dónde está, qué es un hospital, qué momento del día es o inclusive quién es él, manifiesta un alto grado de incongruencia. La discrepancia entre la realidad externa y lo que experimenta subjetivamente ha llegado a tal punto, que él ya no es capaz de funcionar. La mayoría de los síntomas mencionados en la literatura psiquiátrica pueden considerarse como formas de la incongruencia. Para Rogers, la forma particular del trastorno es menos crítica que el conocimiento de una incongruencia que exige solución. La incongruencia es patente a través de las observaciones tales como: “yo soy capaz de tomar decisiones”, “no se lo que quiero” y “parece que nunca fui capaz de perseverar en nada”. La confusión surge cuando uno no es capaz de distinguir los diferentes fenómenos (inputs) a que estamos expuestos. Tomemos el caso de un cliente que dice: “Mi madre dice que debo cuidarla, que es lo menos que puedo hacer. Creo que soy bastante bueno con ella, mas de lo que se merece. A veces siento que la odio, a veces amor. A veces es bueno estar con ella, otras veces me deprime”.

El cliente es acosado por diferentes cosas (inputs). Cada una de ellas tiene su valor y conduce a alguna acción válida en cierto momento. Discriminar los hechos genuinos de aquellos que son impuestos es algo difícil. El problema puede estar en reconocer que son diferentes y en ser capaces de actuar sobre diferentes sentimientos en momentos distintos. La ambivalencia no es insólita ni malsana, pero no ser capaces de reconocerlo o de afrontarlo puede ser una de las causas de la ansiedad.


d) La tendencia a la autorrealización.

De acuerdo con Rogers, la tendencia a la realización es el único motivo básico humano. Creía que el organismo humano tiende de manera inherente a mantenerse y a esforzarse por mejorar; esto es lo que quiso decir con “realización”.

En la perspectiva de Rogers, se nos prepara desde el nacimiento para crecer de manera productiva hacia la realización. Somos básicamente activos y tendemos a avanzar, y si las condiciones son favorables intentaremos desarrollar nuestras potencialidades al máximo. Los aspectos específicos del crecimiento humano varían de persona a persona; en otras palabras, no todos harán exactamente las mismas cosas cuando las condiciones sean propicias para la realización. Para ilustrar esto: un individuo podría elegir involucrarse intensamente en la vida de familia y la educación de los hijos, afanándose por realzar sus experiencias dentro de ese contexto, en tanto que otra persona podría estar muy interesada en aumentar su competencia profesional y entablar relaciones significativas no matrimoniales. Rogers opinaba que no hay necesidad de suponer motivos independientes para estas diferentes conductas; es suficiente postular un motivo fundamental; la tendencia a la realización, y luego continuar estudiando las condiciones en las que esta ocurre, sin importar lo que esto implique en términos de conductas especificas.

No obstante que la realización difiere de persona a persona en relación con los aspectos específicos, hay generalizaciones que son validas. Algunas características comunes resultan del proceso de realización son la flexibilidad mas que la rigidez, la apertura mas que la actitud defensiva y la autonomía (mayor libertad del control externo) más que la heteronomía.

Rogers era holista en su pensamiento, pues tendía a observar el organismo completo a fin de comprender y explicar la conducta. Concebía un individuo totalmente funcional en ligar de tratar de analizar cada conducta como un evento aislado. Su concepto de la tendencia a la realización es valido para el organismo como un todo; esta tendencia es la única fuente central de energía y moviliza a todo el organismo para que se mantenga y mejore. Implica (además de lo que se mencionó en el párrafo anterior) cosas tales como los intentos de obtener aire, agua, alimento y otros, la diferenciación efectiva de los órganos y funciones del cuerpo, el aumento de la eficacia en la utilización de herramientas y otros implementos culturales, y la reproducción. El organismo humano saludable se dirige a un crecimiento cada vez mayor de sus capacidades como resultado de la tendencia a la realización (si existen condiciones que conduzcan a este crecimiento). Rogers enfatizó que los individuos en desarrollo necesitan experimentar la aceptación incondicional de otras personas que sean significativas en sus vidas.

· El yo y la autorrealización

La noción del yo o autoconcepto es tan importante en la psicología de Rogers que a su teoría se la suele llamar “teoría del yo”. En The Carl Rogers Reader afirmo que “la forma en que una persona se ve a si misma es el factor mas importante para predecir la conducta futura, porque junto con un autoconcepto realista va una percepción realista sobre la realidad externa y la situación en la que el individuo se encuentra”. El yo es una consecuencia de ciertos aspectos de la experiencia individual. El niño recién nacido es un organismo cuyas experiencias internas son una totalidad relativamente indiferenciada de sensaciones y percepciones que constituyen su realidad. Conforme la tendencia a la realización conduce al niño hacia el mantenimiento y mejoramiento de las potencialidades experimentadas, tiene lugar la interacción con otras personas significativas.

Conforme el yo o autoconcepto se desarrolla, la tendencia a la realización funciona para hacer real esta porción emergente del organismo. Rogers llamó a esto la tendencia a la autorrealización. Se puede considerar que la tendencia a la autorrealización es un subsistema de la (más básica) tendencia a la realización.

e) El terapeuta centrado en el cliente.

El terapeuta que trata de emplear un “método” esta destinado a fracasar a menos que este método concuerde genuinamente con sus propias actitudes. Por otra parte, quien con cuyas actitudes facilita la terapia puede tener éxito solo parcialmente, si sus actitudes no están adecuadamente mediatizadas por métodos y técnicas apropiados.

Consideremos entonces las actitudes que parecen facilitar la terapia centrada en el cliente. ¿El consejero debe poseerlas necesariamente para poder serlo? ¿Pueden lograrse esas actitudes a través de una formación?

· La orientación filosófica del consejero

El primer punto de importancia aquí es la actitud que tiene el consejero hacia la dignidad y la significación del individuo. ¿Cómo consideramos a los otros? ¿Vemos a cada persona como digna y meritoria por su derecho propio? Si sostenemos este punto de vista en el nivel verbal, ¿en que medida se hace evidente operacionalmente en el nivel conductual? ¿Tendemos a tratar al cliente como persona de merito, o imperceptiblemente lo desvalorizamos a través de nuestras actitudes y de nuestra conducta? ¿Nuestra filosofía es una de aquellas en las que es máximo el respeto por el individuo? ¿Respetamos su capacidad y su derecho a la auto-dirección, o creemos básicamente que nosotros guiaríamos mejor su vida? ¿En que medida tenemos la necesidad y el deseo de dominar a los otros? ¿Deseamos que el individuo seleccione y elija sus propios valores, o nuestras acciones están guiadas por la convicción (usualmente no enunciada) de que sería más feliz si nos permitiera seleccionar sus valores, normas y metas por él?

Las respuestas a preguntas de esta clase parecen ser importantes como determinantes básicos del enfoque del terapeuta. Nuestra experiencia indica que los individuos que ya se están esforzando hacia una orientación que acentúa la significación y merito de cada persona pueden aprender bastante rápidamente las técnicas centradas en el cliente que instrumentalizan este punto de vista.

La persona cuya orientación filosófica avanza en dirección a un mayor respeto por el individuo encuentra en el enfoque centrado en el cliente un desafío y una mediatización de sus opiniones Encuentra que este es un punto de vista sobre las relaciones humanas que tiende a llevarlo filosóficamente más allá de donde hasta entonces se ha aventurado, y darle la posibilidad de una técnica operacional para hacer efectivo este respeto hacia las personas, hasta el grado máximo en que existe en sus propias actitudes. El terapeuta que se propone utilizar este enfoque pronto aprende que el desenvolvimiento de la manera de considerar a la gente que subyace a esta terapia es un proceso continuo, estrechamente relacionad con la propia lucha del terapeuta por su crecimiento e integración personales. Puede ser solamente “no-directivo” en la medida en que el respeto hacia los otros hunde sus raíces en la propia organización de su personalidad.

· La hipótesis del terapeuta

La experiencia de la formación de terapeutas indica que inicialmente hay una confianza relativamente escasa en la capacidad del cliente para lograr invisión (insight) o auto-dirección constructiva, aunque el consejero este intelectualmente preocupado por las posibilidades de la terapia no-directiva y haya aprendido su técnica. Comienza aconsejando a los clientes con una hipótesis muy limitada de respeto, que podría enunciarse de alguna manera en estos términos: “Formulo la hipótesis de que el individuo tiene una capacidad limitada para comprenderse y reorganizarse a si mismo, en alguna medida, en ciertos tipos de situaciones. En muchas situaciones y con muchos pacientes, yo, como observador externo más objetivo, puedo conocer mejor la situación y puedo guiarla mejor”. Es sobre esta base limitada y parcelada que comienza su trabajo. A menudo no tiene mucho éxito. Pero a medida que observa los resultados de su consejo encuentra que los clientes aceptan hacen un uso constructivo de la responsabilidad cuando el desea genuinamente que lo hagan. Otras veces se sorprende de su efectividad para manejar esta responsabilidad. No puede dejar de comparar la cualidad de la experiencia en aquellas situaciones en las que el cliente ha aprendido significativamente por sí mismo, con la cualidad menos vital de la experiencia de las situaciones en que el consejero ha intentado interpretar, evaluar y guiar. Entonces encuentra que la primera parte de la hipótesis tiende a verificarse más allá de sus expectativas, en tanto que la segunda parte lo desilusiona. Así, poco a poco, la hipótesis sobre la cual basa toda su tarea terapéutica se convierte en una fundamentación cada vez mas centrada en el cliente.

Este tipo de proceso, que hemos visto repetirse muchas veces, parecería significar simplemente esto: que la orientación actitudinal, la filosofía de las relaciones humanas, que parece ser una base necesaria del consejo centrado en el cliente, no es algo que debe aceptarse por un acto “de fe”, o lograrse de una vez por todas. Es realmente una hipótesis sobre las relaciones humanas, y siempre lo será. Aun para el terapeuta experimentado, que ha observado en muchos casos las pruebas que confirman la hipótesis, rige que, con respecto al nuevo cliente que llega a la consulta, la posibilidad de auto-compasión y auto-dirección inteligente es todavía una hipótesis no probada en absoluto.

· La instrumentalización especifica de la actitud del terapeuta

A medida que el terapeuta encuentra métodos nuevos y más sutiles de instrumentalizar su hipótesis centrada en el cliente, nuevos significados se vierten en ella a través de la experiencia, y se percibe que es más profunda de lo que se había supuesto.

Solo mediante un estudio cuidadoso del registro de la entrevista es posible determinar que propósito o propósitos son realmente instrumentalizados en la entrevista. “¿Estoy haciendo realmente lo que creo estar haciendo? ¿Estoy llevando a cabo los propósitos que enuncio?”. Estas son preguntas que todo terapeuta continuamente debe plantearse.

· Algunas descripciones del papel del terapeuta

Algunos terapeutas han supuesto que su papel al llevar a cabo el consejo no-directivo era meramente el de ser pasivos. Tiene cierto deseo de que el cliente se auto-dirija. Esta mas inclinado a escuchar que a guiar. Trata de no imponer al cliente sus propias valoraciones. Encuentra que una cantidad de sus clientes logran progresar por sí mismos. Siente que su fe en la aptitud del cliente se manifiesta mejor mediante una pasividad que implica un mínimo de actividad y de reacción emocional de su parte. Trata de “no entrometerse en el camino del cliente”.

Esta concepción errónea del enfoque ha llevado a considerables fracasos en el consejo, y por buenas razones. En primer lugar, la pasividad y aparente falta de interés o de compromiso es experimentada por el cliente como un rechazo, dado que la indiferencia de ninguna manera puede ser igual a la aceptación. Luego, el terapeuta que desempeña un papel meramente pasivo, de oyente, puede ayudar a algunos clientes que necesitan desesperadamente una catarsis emocional, pero a la larga sus resultados serán mínimos, y muchos clientes abandonaran, tanto desilusionados por su fracaso en recibir ayuda como disgustados con el terapeuta que no tiene nada que ofrecerles.

Otra concepción del papel del consejero es que su tarea consiste en clarificar y objetivar los sentimientos del cliente. El autor, en un trabajo publicado en 1940, enunciaba: “A medida que el cliente proporciona el material, es función del terapeuta ayudarle a reconocer y clarificar las emociones que experimenta”. Este ha sido un concepto útil, que describe parcialmente lo que ocurre. Sin embargo, es demasiado intelectualista, y si se lo toma literalmente, puede centralizar el proceso en el terapeuta. Puede significar que solo el consejero conoce cuales son los sentimientos del cliente; y si adquiere este significado se convierte en una sutil falta de respeto.

Existe otro nivel de respuesta del consejero no-directivo que representa la actitud no-directiva. En cierto sentido, es una meta más que una actitud realmente practicada por los terapeutas. Pero, en la experiencia de algunos, es una meta altamente alcanzable que cambia la naturaleza del proceso de una manera radical. En este nivel, la participación del consejero se convierte en una experiencia activa, con el cliente, de los sentimientos que este expresa; el terapeuta realiza un esfuerzo máximo para meterse en el pellejo de la persona con la cual se esta comunicando, trata de introducirse dentro y vivir las actitudes expresadas en lugar de observarlas, trata de captar todo matiz de su naturaleza cambiante; en una palabra, trata de absorberse completamente en las actitudes del otro. Y en la lucha por lograrlo, simplemente no hay lugar para ningún otro tipo de actividad o actitud del terapeuta; si esta intentando vivir las actitudes del otro, no puede estar diagnosticándolas, no puede estar pensando en acelerar el proceso. Puesto que el es otro, y no el cliente, la comprensión no es espontánea sino que debe ser adquirida, a través de la atención mas intensa, continua y activa, a los sentimientos del otro, hasta el punto de excluir todo otro tipo de atención.

· La dificultad de percibir a través de los ojos del cliente

El terapeuta puede en algunos momentos encontrarse fuera del marco de referencia del cliente. Esto sucede casi invariablemente, por ejemplo, durante una larga pausa o silencio del cliente. El terapeuta puede lograr una gran empatía pero en cierta medida se ve forzado a ver al cliente desde el punto de vista de un observador, o solo puede asumir su campo perceptual cuando aquel se vuelve a expresar.

El lector puede intentar la adopción de este papel de diferentes maneras; puede practicar asumiendo El mismo el marco de referencia interno de otro mientras escucha una conversación en el transporte público, o mientras escucha a un amigo describir una experiencia emocional. Tal vez se pueda incluso transmitir con palabras parte de las emociones que están en juego.

No hay nada de “malo” en actitudes básicamente simpáticas. Incluso en intentos por “comprender”, en el sentido de “comprender a”, mas bien que de “comprender con”. La percepción se localiza, sin embargo, fuera del cliente.

Si se expresaran dichos pensamientos en forma declarativa, comienzan a convertirse en una evaluación desde el punto de vista perceptual del terapeuta. Pero en la medida en que sin intentos de comprender, formulados a modo de ensayo, representan la actitud que describimos como “adoptar el marco de referencia del cliente”.

· Fundamentación del papel del consejero

Muchos pueden plantear la pregunta: ¿por qué adoptar este tipo peculiar de relación? ¿De que manera instrumentalizar la hipótesis de la que hemos partido? ¿Cuál es la fundamentación de este enfoque?

En términos psicológicos, la finalidad del consejero es percibir tan sensible y agudamente como sea posible la totalidad del campo perceptual tan como lo experimenta el cliente, con las mismas relaciones figura-fondo. Habiendo percibido este marco de referencia interno del otro tan complejamente como es posible, indicarle lo que esta viendo por sus ojos.

· El papel del consejero como instrumentalización de una hipótesis

Por el momento, parecería que para mí, como consejero, dirigir toda mi atención y esfuerzo a comprender y percibir tal como el cliente percibe y comprende es una demostración operacional de la creencia que tengo en el mérito y la dignidad de este cliente individual. Evidentemente, tal como lo indican mis actitudes y mi conducta verbal, el calor más importante que sostengo es el cliente mismo. Probablemente la prueba operacional más vigorosa que podría darse de que tengo confianza en la potencialidad del individuo para el cambio constructivo y el desarrollo en dirección de una vida más plena y satisfactoria, sea el hecho de que permito que el resultado repose sobre esta profunda comprensión. Cuando un cliente gravemente perturbado lucha con su incapacidad absoluta para hacer cualquier elección, u otro lucha con sus fuertes impulsos de suicidarse, la expresión más significativa de la confianza básica en las tendencias progresivas del organismo humano es el hecho de que yo comprendo profundamente sus sentimientos desesperados, pero no intento asumir su responsabilidad.

· Una concepción del papel del terapeuta

En la terapia centrada en el cliente, este encuentra en el consejero otro yo genuino en un sentido técnico y operacional, un yo que temporariamente se ha desprovisto (en la medida de lo posible) de su propia yoidad, excepto en lo que se refiere a la cualidad de intentar comprender. En la experiencia terapéutica, ver las propias actitudes, confusiones, ambivalencias, sentimientos y percepciones exactamente expresados por otro, pero desprovistos de sus complicaciones emocionales, es verse a si mismo objetivamente, y prepara el camino para aceptar en el yo todos estos elementos que ahora se perciben mas claramente. Así se logra la reorganización del yo y su funcionamiento mas integrado.

Trataremos de reformular esta idea de otra manera. En la calidez emocional de la relación con el terapeuta, el cliente comienza a experimentar un sentimiento de seguridad a medida que encuentra que, cualquiera sea la actitud que exprese, se la comprende casi de la misma manera como él la percibe, y se la acepta. Entonces es capaz de explorar, por ejemplo, un vago sentimiento de culpabilidad que ha experimentado. En esta relación segura puede percibir por primera vez el significado y el propósito hostiles de ciertos aspectos de su conducta, y puede comprender por que se ha sentido culpable con respecto a ellos, y por que ha sido necesario negar a la conciencia el significado de esta conducta. Pero esta percepción mas clara es en si misma perturbadora y promotora de ansiedad, y no terapéutica. Es la prueba de que hay en si mismo incoherencias perturbadoras, de que no es lo que cree ser. Pero a medida que expresa sus nuevas percepciones y las ansiedades correspondientes, encuentra que este otro yo aceptador, el terapeuta esta otra persona que es solo parcialmente otra persona, percibe también estas experiencias, pero con una nueva cualidad. El terapeuta percibe el yo del cliente tal como este lo conoce, y lo acepta; percibe los aspectos contradictorios que han sido negados a la conciencia y los acepta también como parte del cliente; y ambas aceptaciones incluyen la misma calidez y respeto. Es así como el cliente experimentando en otro una aceptación de ampos aspectos suyos, puede asumir la misma actitud hacia si mismo. Encuentra que el también puede aceptarse, aun con las adiciones y alteraciones que requieren estas nuevas autopercepciones hostiles. Puede hacerlo (si nuestra teoría es correcta) porque otra persona pudo adoptar su marco de referencia, percibir con él, y sin embargo percibirlo con aceptación y respeto.

· Un resultado colateral

Como comentario entre paréntesis, podemos mencionar que el concepto de la actitud y función del terapeuta que hemos esbozado mas arriba tiende a minimizar un problema que se ha planteado en otras orientaciones terapéuticas. Es el problema de cómo prevenir que las inadaptaciones propias del terapeuta, sus problemas emocionales y sus puntos ciegos interfieran con el proceso terapéutico del cliente. No puede haber duda de que todo terapeuta, aun cuando haya resuelto muchas de sus propias dificultades en una relación terapéutica, tiene sin embargo conflictos perturbadores, tendencias a proyectar o actitudes no realistas en ciertas cuestiones. Un tema importante en el pensamiento terapéutico ha sido el modo de evitar que estas actitudes desviadas bloqueen la terapia o perturben al cliente.

Cuando, al hacer evaluaciones, el terapeuta se pregunta “¿Cómo ve esto el cliente?” en lugar de “¿Cómo veo esto?” y cuando continuamente esta verificando su propia interpretación de la percepción de aquel, formulando enunciados probables de la misma, es menos factible que se introduzca la distorsión basada en los conflictos del consejero, y hay mas posibilidades de que, si se introduce, el cliente lo corrija.

En una relación terapéutica en la cual el terapeuta se incluye como persona, haciendo interpretaciones, evaluando la significación del material, sus distorsiones se introducen con el. En una relación terapéutica en la que el terapeuta intenta mantenerse fuera, como una persona separada, y en la cual se esfuerza por comprender al otro tan completamente que el mismo deviene casi otro yo del cliente, hay menos posibilidades de que se introduzcan distorsiones e inadaptaciones personales.

· La dificultad de comprender las percepciones del otro

Hasta ahora la explicación de la función del consejero, tal como se formula en la actualidad, ha sido enunciada sin una referencia particular a dificultades específicas. Nuestra experiencia indica que hay muchas situaciones clínicas en las que es verdaderamente difícil, aun para el consejero experimentado, alcanzar el marco de referencia interno del cliente.

Una de estas situaciones es el hecho de que en ocasiones las expresiones del cliente son muy confusas y están enunciadas con un simbolismo tan privado que es difícil entrar en su campo perceptual y ver la experiencia en sus términos.

Si el consejero mantiene con coherencia la actitud centrada en el cliente, y si ocasionalmente le transmite algo de comprensión, entonces hará lo posible por proporcionarle la experiencia de ser profundamente respetado. Aquí el pensamiento confuso, casi incoherente, de un individuo que sabe que ha sido evaluado como anormal, es respetado realmente y se lo estima comprensivamente.

Por otro lado, el terapeuta puede encontrar que El mismo piensa de manera valorativa, que juzga el material desde su propio marco de referencia, o que se preocupa por El mismo; que su atención se ha desviado desde el cliente hacia si.

Cuando el consejero esta preocupado por si mismo y por lo que debiera hacer, hay necesariamente un decrecimiento de la concentración en el respeto que siente por el cliente. Cuando piensa en términos evaluativos, ya sea que la evaluación sea objetivamente adecuada o inadecuada, en alguna medida asume un marco mental judicativo, considera a la persona como un objeto, más que como una persona, u en esta medida la respeta menos. Por el contrario, penetrar profundamente con este cliente, por ejemplo, en su confusa lucha por su identidad, tal vez sea la mejor instrumentalización que conocemos para indicar el significado de nuestra hipótesis básica: que el individuo representa un proceso profundamente digno de respeto, tanto por lo que es como por sus potencialidades.

· Algunos problemas muy importantes

Cuando la vida esta literalmente en peligro, ¿Cuál es la mejor hipótesis en función de la cual se debe actuar? ¿Debe conservarse la hipótesis de un profundo respeto por la capacidad de la persona? ¿O se debe cambiar de hipótesis? Si es así, ¿cuáles son las alternativas? Una seria la hipótesis de que: “Yo puedo eficazmente hacerme responsable de la vida de otro”. La hipótesis también puede ser ”Temporariamente podría responsabilizarme de la vida de otro sin dañar su capacidad de auto-determinación”.

¿El consejero tiene el derecho, profesional o moralmente, de permitir que un cliente considere seriamente la psicosis o el suicidio como salidas, sin hacer un esfuerzo positivo por prevenir estas elecciones? ¿Es parte de nuestra responsabilidad social general que no toleremos pensamientos o acciones semejantes?

· La lucha básica del consejero

Mi experiencia indica que solo cuando el consejero, a través de uno u otro medio, ha establecido dentro de el la hipótesis según la cual actuara, podrá proporcionar una ayuda máxima al individuo. También he observado que cuando más firmemente confía en la fuerza y en la potencialidad del cliente, tanto mas profundamente descubre esa fuerza.

Ha sido evidente, tanto por nuestra experiencia clínica como por nuestra investigación, que cuando el consejero percibe y acepta al cliente tal cual es, cuando deja de lado toda evaluación y entra en el marco de referencia perceptual del mismo, lo libera para que explore nuevamente su vida y su experiencia, lo libera para percibir en esa experiencia nuevos significados y nuevas metas. ¿Pero el terapeuta desea realmente que el resultado sea una plena libertad? ¿Desea genuinamente que el cliente organice y dirija su vida? ¿Desea que elija metas que son sociales o antisociales, morales o inmorales? Si no es así, parece dudoso que la terapia llegue a ser una experiencia profunda para el cliente. Aun más: ¿desea que el cliente elija la regresión antes que el crecimiento o la madurez? ¿Qué elija la neurosis antes que la salud mental? ¿Qué elija el rechazo de la ayuda antes que su aceptación? ¿Qué elija la muerte antes que la vida? Me parece que solo en la medida en que el terapeuta desee completamente que se elija cualquier resultado, cualquier dirección, solo entonces comprenderá la fuerza vital de la capacidad y potencialidad del individuo para la acción constructiva. En la medida en que acepta que el cliente elija la muerte, este elige la vida; en la medida en que acepta que elija la neurosis, elige una saludable normalidad. Cuanto mas completamente actúa según su hipótesis central, mas convincente es la prueba de que la hipótesis es correcta.

· Una definición objetiva de la relación terapéutica

a. El terapeuta es capaz de participar completamente de la comunicación del cliente.
b. Los comentarios del terapeuta están siempre de conformidad con lo que el cliente trata de transmitir.
c. El terapeuta ve al cliente como un colaborador en un problema común.
d. El terapeuta trata al cliente como un igual.
e. El terapeuta es capaz de comprender los sentimientos del cliente.
f. El terapeuta realmente trata de comprender los sentimientos del cliente.
g. El terapeuta sigue siempre la línea de pensamiento del cliente.
h. El tono de voz del terapeuta transmite la plena capacidad de compartir los sentimientos del cliente.


Referencias


· Rogers, C. (1981) Psicoterapia centrada en el cliente. México: Paidós.

· Rogers, C. (1980) El poder de la persona. México: Manual Moderno.

· Salido M., I. (2008) Conceptos principales de la terapia de Carl Rogers. Consultado el 18 de agosto de 2008 en:
http://www.estarpresente.com/articulospsicologiaychikung/conceptosprincipalesterapiargoers.html

· Schmid, P. (2008) ¿Conocimiento o Reconocimiento? La Psicoterapia como “el arte de no saber”.Perspectivas de más desarrollos de un paradigma radicalmente nuevo. Consultado el 17 de agosto de 2008 en:
http://members.kabsi.at/pfs0/paper-pcep1-span.pdf

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Wednesday, August 13, 2008

Psicoterapia de apoyo

En general es la técnica más empleada en el abordaje de estos casos, siendo de una gran utilidad sobre todo en cuadros agudos. En la mayoría de ocasiones no se reconoce una base teórica única en su aplicación, recurriendo a aspectos parciales de cada una de las anteriores escuelas de pensamiento en función de las necesidades particulares del caso. Por este motivo muchas veces se habla de orientación ecléctica en estos abordajes.
Resulta básico crear una atmósfera favorable propicia para una buena relación médico-enfermo, donde este último se sienta con la confianza suficiente para hablar libremente y sentirse escuchado. A partir de aquí pueden ofrecerse explicaciones así como se intenta clarificar el problema e identificar posibles conflictos asociados o latentes. Con la ayuda profesional se investigan posibles soluciones, haciendo especial hincapié en la realidad objetiva, saliendo al paso de posibles distorsiones de ella, así como se intentan reforzar las defensas del "ego" del paciente (los mecanismos psicológicos para defenderse de la ansiedad y adaptarse). Todo ello se acompaña de estímulos para incentivar el cambio personal en los estilos de vida más desadaptados. En muchas ocasiones se ofrecen sugerencias o consejos para tranquilizar o ayudar en las decisiones al paciente, no solamente en aspectos meramente personales sino también familiares o profesionales. El riesgo derivado de ello, y que se intenta evitar, sería generar una relación de dependencia extrema entre el paciente y el terapeuta.
En general, este tipo de psicoterapia suele asociarse a la prescripción y control de medicación psicotrópica, dependiendo la frecuencia de las sesiones tanto de las propias necesidades del paciente como de los recursos existentes en la propia clínica tratante.
http://www.geocities.com/HotSprings/6333/7psicot.html

DESCRIPCIÓN
Psicoterapia que tiene como objetivo primordial fortalecer las conductas apropiadas ya existentes y utilizarlas o extenderlas en la resolución de nuevas situaciones.

Definición y campo de aplicación de la terapia de apoyo
El término "terapia de apoyo" se ha empleado en la literatura con dos sentidos bastante diferentes. Durante muchos años la terapia de apoyo fue caracterizada como un tratamiento indicado para los pacientes más trastornados ellos que deben ser instruidos, tranquilizados y apoyados por una persona fuerte que no estaban capacitados para recibir una terapia intensiva cual se consideraba, de forma casi universal, como el tratamiento adecuado para cualquiera que fuese lo suficientemente inteligente e íntegro como para participar en él. Esto último ha sido denominado de forma diversa: terapia orientada psicodinámicamente, terapia psicodinámica, terapia exploradora y terapia expresiva, término éste que será el que emplee. En los estudios sobre los agentes psicofarmacológos, se menciona a menudo la terapia de apoyo. En este contexto, el término parece referirse a medidas estimulantes vagas y poco específicas. La segunda definición de terapia de apoyo, desarrollada en años recientes, describe una aproximación orientada psicoanalíticamente que es adecuada para una amplia variedad de problemas casos. La terapia de apoyo difiere del tratamiento exploratorio o expresivo en importantes consideraciones técnicas. El estilo es dialogado. La relación paciente­terapeuta es de una naturaleza real y generalmente no se analiza. Normalmente se apoyan las defensas, a menos que sean desadaptativas. La adquisición del insight no conforma un objetivo importante. Se realizan esfuerzos para minimizar la frustración y la ansiedad en la terapia, aunque no siempre sea posible evitar totalmente la incomodidad.
La terapia de apoyo emplea medidas directas para reducir los síntomas para mantener, restaurar o mejorar la autoestima, las funciones del ego y/o habilidades adaptativas. La autoestima implica la sensación de eficacia, confianza, esperanza y auto-respeto. (…)
Las habilidades adaptativas son acciones vinculadas con un funcionamiento efectivo. El límite entre las funciones egoicas y las habilidades adaptativas no está definido de forma concisa. La evaluación de los eventos, por parte del paciente, conforma una función del ego; la acción que emprende con base a dicha una evaluación constituye una habilidad adaptativa.
(…)
El tradicional y monolítico modelo de la psicoterapia psicoanalítico ha enseñado a los alumnos que "¡esta es la única manera de hacer psicoterapia!”. Las técnicas descritas en este volumen no se muestran como la única forma en la que puede desarrollarse toda psicoterapia, sino que son técnicas a emplear cuando se desea desempeñar un papel de apoyo en la psicoterapia.
(…)
http://fumtadip.com.ar/pinsker.htm

Psicoterapia de apoyo
Se enfoca en el aqui y ahora, la situación presente, se busca establecer una relación terapéutica que ayude al individuo en momentos de transición y le sirva de apoyo para procesos de tipo adaptativo, aunque también esta indicada en trastornos del afecto tales como la depresión, ansiedad y personas a las que por alguna razón no es posible llevar un proceso psicoterapéutico diferente.

http://books.google.com.mx/books?id=yKjUakhlKqEC&pg=PA51&lpg=PA51&dq=psicoterapia+de+apoyo&source=web&ots=dlXDySSoO9&sig=H0KAkJAU6gGePLAtGEM5fZ5hsR8&hl=es&sa=X&oi=book_result&resnum=1&ct=result

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El espectro de la conciencia (Ken Wilber)

a) Persona: Orientación, Counseling, Terapia de apoyo.
Counseling:
http://www.faecap.com/Documentos.nueva/Documentos_Cientificos/Asesoramiento.ppt
http://www.monografias.com/trabajos11/couns/couns.shtml
http://www.apa.org/journals/cou/
Terapia de apoyo: http://www.update-software.com/abstractsES/AB004716-ES.htm
http://www.mednet.org.uy/~spu/revista/ago2000/kernberg.pdf.
http://psicologiacristiana.com/portal/index.php?option=com_content&task=view&id=187&Itemid=2
b) Ego (sombra): Psicoanálisis, Psicodrama, Análisis Transaccional, Terapia de Realidad, Psicología del Ego.
c) Centauro (interacción cuerpo-mente): Análisis bioenergético, Terapia rogeriana, Gestalt, Análisis existencial, Logoterapia, Psicología humanística. http://209.85.141.104/search?q=cache:wjVqWbpjdVIJ:www.laengle.info/downloads/Psicodin%25E1mica%2520%2520Bull%25201-98.doc+bases+antropologicas+de+la+psicoterapia&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=mx
Bandas transpersonales: Jung, Psicosíntesis.
d) Espíritu (cosmos): Vedanta / Hinduismo, Mahayana / Budismo Vajrayana, Taoísmo, Islam esotérico (sufismo?), Cristianismo, Judaísmo.
Traducido de
¨Tought as Passion¨

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Tuesday, August 12, 2008

Psicoterapia III: Temario de la asignatura


Objetivo General: Al término del curso-taller, el estudiante conocerá los conceptos centrales de diversos enfoques psicoterapéuticos y sus aplicaciones, ubicándolos en un esquema organizado de acuerdo a la multidimensionalidad del ser humano.

Temas

1. El espectro de la conciencia:
a) Conceptos centrales de Ken Wilber.
b) El espectro de la conciencia.

c) Bases antropológicas e histórico-sociales de la psicoterapia.

2. El enfoque de orientación psicológica:
a) Conceptos centrales de la orientación psicológica.
b) Modelo del proceso de orientación.
c) Características del orientador experto.

3. Entrenamiento Autógeno, Terapia Cognitivo-Conductual, Terapia Racional-Emotiva:
a) Relajación progresiva de Jackobson.

b) Entrenamiento Autógeno de Schulz.
c) Modelo cognitivo de los trastornos psicológicos
d) Los Pensamientos Automáticos y las Distorsiones Cognitivas
e) Los Esquemas Cognitivos o Supuestos Personales

4. Programación Neurolingüística:
a) Estructura profunda y estructura de superficie,
b) Transformaciones.
c) Distorsiones.
d) Metamodelo.
e) Clarificaciones.
f) Canales.


5. Análisis Transaccional:
a) Estados del Yo.
b) Transacciones.
c) Juegos Psicológicos.
d) Guión de Vida.

6. Bases para Lacan
a) Signo: Saussure

b) Signo: Peirce
c) Afecto y representación
d) Metáfora y metonimia
e) La formación del inconsciente

7. Terapia Narrativa:
a) Identidad.
b) Externalización del problema.
c) Personificación del problema.
d) Resignificaciones y momentos alternativos.
e) Historias dominantes vs alternas.

8. La Terapia Centrada en la Persona:
a) Condiciones necesarias para la psicoterapia.
b) El campo de las experiencias.
c) El Self.
d) La tendencia a la autorrealización.
e) El terapeuta centrado en el cliente.

9. Terapia del Sentido (Logoterapia):
a) Voluntad de sentido
b) Frustración existencial
c) Neurosis noógena
d) El vacío existencial.
e) El sentido de la vida.
f) La esencia de la existencia.
g) El suprasentido.

10. Bioenergética:
a) El concepto de energía.
b) El lenguaje del cuerpo.
c) El placer: orientación primaria.
d) La realidad: una orientación secundaria.
e) La ansiedad de caerse.
f) Tensión y sexo.
g) Auto expresión y supervivencia.

11. Constelaciones familiares:
a) Representantes.
b) Constelación familiar.
c) El orden.
d) Implicaciones.
e) Pertenencia.
f) Excluidos.
g) Movimientos.

12. Psicología analítica de Carl Gustav Jung:
a) Mitos.
b) Arquetipos.
c) El proceso de individuación.
d) El inconsciente colectivo.

13. Psicoterapia Transpersonal:
a) Definición.
b) Características.
c) La respiración holotrópica de Stanislaf Grof.
d) Palingénesis.
e) Tanatología.

14. Espiritualidad y Psicoterapia I:
a) Animismo y Chamanismo.
b) Hinduismo: Ayurveda y Yoga.
c) Budismo y Meditación.
d) Taoísmo y Budismo Zen.

e) Sufismo y Eneagrama
f) Judaísmo.
g) Krishnamurti.
h) Cristianismo.



Evaluación:
60% del puntaje de cada parcial será en base al examen escrito.
30% del puntaje de cada parcial será en base a las participaciones, incluyendo los reportes de lectura de un libro de cabecera elegido por cada alumno (oral 2%; escrito 1%)
10% será en base a las exposiciones.

Reportes de lectura:
Cada alumno escogerá un libro de cabecera y podra presentar reportes acerca del mismo, cada reporte oral en clase valdrá 2% de participación, y cada reporte escrito 1% de participación.

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Monday, August 11, 2008

Análisis transaccional

a) Estados del Yo.

El fundador del Análisis Transaccional Eric Berne (1979) define los Estados del Yo como “sistemas coherentes de pensamiento y sentimientos manifestados por los correspondientes factores de conducta”.

Berne observó que las personas que nos rodean cambian ante nuestros ojos como si en cada una de ellas hubiera varias personas distintas. A veces, estos cambios son totales. Se dio cuenta que incluían la conducta exterior e interiormente iban acompañados de sentimientos y pensamientos coherentes con lo expresado hacia fuera, a través de gestos, palabras, posturas corporales, etc. Tales Estados se activan desde dentro o desde fuera de la persona.

Los Estados son tres: el Niño (N), sede de los sentimientos y emociones, por el que sentimos, hablamos, actuamos, nos emocionamos al modo como lo hacíamos cuando éramos niños. El Adulto (A), caracterizado por la objetividad, la lógica, el cálculo de posibilidades. Y el Padre (P), que actúa cuando se piensa, aconseja, ordena al modo como lo hacían nuestros padres o aquellos que ocupaban su lugar.

El Padre, el Adulto y el Niño constituyen un solo Yo, o una sola Personalidad, triplemente expresada.

La manera de representar los Estados es a través de un diagrama de tres círculos superpuestos.



Análisis Estructural de los Estados del Yo

Estado del Yo PADRE

Es función del Padre transmitir la cultura, la tradición. El individuo registra como en una cinta magnetofónica sus vivencias desde el nacimiento y, quizás antes, las recomendaciones, consejos, hábitos, leyes de conducta verbal o no verbal.

El Padre actúa moralizando de manera primitiva y absoluta y de modo estereotipado y dogmático. También es cálido, permisivo y alienta la conducta de los demás, expresando solicitud y preocupación.

El Padre ausente en su parte crítica positiva puede producir irresponsabilidad en los hijos. Un Padre ausente en su parte nutricia puede hacer que el sujeto no sepa tratar ni cuidar a los demás.

Berne afirma que en este estado el individuo “siente, piensa, actúa, habla y responde igual que lo hacia su padre o su madre cuando él era pequeño”.

Hay una serie de manifestaciones externas que ayudan a identificar cuando el interlocutor está en el Estado de Padre: Expresiones conductuales como señalar con el dedo acusadoramente, manifestarse con el ceño fruncido, mirar “desde arriba” con los brazos cruzados sobre el pecho, son típicos del Padre. Estas expresiones pueden ir acompañadas con mensajes verbales como: deberías... siempre... nunca...

Estado del Yo ADULTO

El Adulto es el Estado del Yo en el cual se aprecia la realidad interna y externa a la personal de manera racional y lógica. El Adulto esta preocupado principalmente por la transformación de estímulos en elementos de información y por el proceso y la clasificación de esta información sobre la base de la experiencia anterior. El estado Adulto “se caracteriza por una serie autónoma de sentimientos, actitudes y normas de conducta que se adaptan a la realidad corriente”.

En la evolución psicológica de las personas el Adulto empieza a formarse desde los 10 meses de vida, cuando el niño empieza a moverse de manera autónoma y a manipular objetos.

El símil empleado por los analistas transaccionales para explicar las funciones del Adulto es el de un procesador de datos. “Es la parte de nuestra personalidad a través de la cual procesamos la información de manera objetiva, pide y da información de la realidad. Es la parte racional, ubicada en el neocórtex de nuestro cerebro. Esta orientada al pensar”.

De acuerdo con Berne, el Adulto cuenta con una triple fuente de información. Los datos propios adquiridos por las experiencias pasadas, sentidas y vividas por el Adulto desde los primeros meses; los datos adquiridos en la situación social en la que se encuentra y los datos internos suministrados por el Padre interno a través de las normas y valores y por el Niño con sus sensaciones y emociones.

Estos tres cauces de información le sirven al Adulto para reflexionar, pensar y decidir o emitir la respuesta mejor posible en cada situación.

Todos tenemos un Adulto, y su importancia es fundamental. Por él, las personas pueden captar, comprender e interrogar la realidad de las cosas, analizarlas e interpretarlas de modo lógico y racional.

Estado del Yo NIÑO

El Estado de Yo Niño está formado por las necesidades, sentimientos, emociones y pulsiones del individuo. Es lo biogenético. Es todo el bagaje de experiencias y sentimientos vividos en los primeros años de vida en contacto con los padres y personas mayores que vivían a su alrededor.

El Niño es el primer Estado en aparecer. Se inicia con el nacimiento. Si el Padre es lo aprendido, y el Adulto es lo pensado y lo razonado, el Niño es una serie de sentimientos, actitudes y pautas de conducta que son reliquias de la propia infancia del individuo. El Niño es un estado del Yo que es una reliquia arcaica de un período temprano significativo de la vida.

Las funciones del Niño emergen de la biología o la propia vitalidad innata, en búsqueda de la satisfacción de las necesidades orgánicas: emociones naturales como la alegría, el afecto, el miedo, la tristeza y la rabia; los impulsos primarios como comer y gozar de la vida; satisfacer la curiosidad, la creatividad. Al hablar de emergencia de las funciones no olvidamos su aprendizaje. La alegría o el miedo también se pueden aprender por experiencia social, por observación de modelos.

La importancia del Niño reside en que él posee lo más vital y creativo que impele con su fuerza biológica y emocional a alcanzar las metas satisfactorias en la vida.

b) Transacciones.
Una transacción consiste en un solo estímulo y una sola respuesta, verbal o no verbal, es la unidad de acción social. Se llama transacción o conciliación porque cada parte gana algo con ella, y por eso entra en ella. Todo lo que ocurra entre dos o más personas puede descomponerse en una serie de transacciones individuales, y esto da todas las ventajas que consigue cualquier ciencia, cuando tiene un sistema de unidades bien definido.

Si una o dos personas se encuentran en un juego social, tarde o temprano alguna de ellas hablará o dará alguna serie de reconocimiento de las otras. Esto es llamado estímulo transaccional. Entonces, otra persona dirá o hará algo que está de algún modo relacionado con este estímulo, y por eso se llama respuesta transaccional.

Las Transacciones se realizan desde el Estado del Yo del que estimula y el Estado del Yo del que responde. En la Transacción no basta afirmar un estímulo sino también desde qué Estado del Yo procede y hacia qué Estado del Yo se dirige. Lo mismo hay que decir de la respuesta: debe considerarse su dirección: de qué Estado procede y a cual responde. Las Transacciones pueden ser verbales y no verbales.

Clasificación de las Transacciones

1) Transacción Complementaria. Son simples, pues solo interviene un único Estado del Yo de cada una de las personas interactuantes. Son abiertas, la respuesta es la esperada por el estímulo. Son paralelas, complementan sin interrupción la comunicación entre los Estados del Yo. Son abiertas, directas, y no bloquean la comunicación que hace fluida y agradable la relación entre las personas.
2) Transacción Cruzada. Son aquellas en que la respuesta transaccional del estimulado no proviene del Estado del Yo al que el estímulo transaccional se dirigió. La respuesta llega a otro Estado del Yo. No es complementaria. Es una respuesta que bloquea la comunicación. Se llaman cruzadas porque, efectivamente, estímulo y respuesta se cruzan.
a. Transacción Transferencial. En esta transacción el estímulo es de Adulto a Adulto. Se pide información, pero aparece el Niño, como si fuera Padre-Niño y por esto este responde Niño-Padre. En vez de datos recibimos una reacción emocional de rebeldía o de sumisión. Esta es la típica Transacción transferencial psicoanalítica, donde el paciente “transfiere” o proyecta a su Padre interno sobre el terapeuta.
b. Transacción Contratransferencial. Esta vez el Estado Adulto del emisor es cruzado por el Estado Padre del receptor. Las personas con tendencia a este cruce están acostumbradas o han desarrollado en exceso al Padre Critico o Protector. Así están persiguiendo o salvando, pero no computan y resuelven los problemas. Poseen una rigidez en el Estado Padre y una debilidad grande en el Adulto. El analista o terapeuta y todo el que fomenta estas transacciones se posiciona generalmente en niveles de autoridad, no desarrollando el Adulto de sus interlocutores, sino que amenazan constantemente con su posición autoritaria o condescendiente.
c. Transacción Deshumanizada. Es la inversa de la Transferencial. Aquí se pide ayuda y solo se reciben datos. El Niño pide a un Padre que le de ayuda, comprensión, calor y solo halla datos fríos, computados, del adulto.
d. Transacción Insolente. Es la inversa de la Contratransferencial. Se espera sumisión, docilidad, comprensión sincera, no salvadora, ante contenidos éticos y responde un Adulto frío. Berne la llama “Insolencia” porque para el Padre que se ofrece a ayudar y nutrir adecuadamente, la respuesta fría del Adulto parece un desafió a las actitudes de aquel que emite el estímulo.
e. Transacción del Infinito. Consiste en emitir el estímulo de Padre Critico al Niño Libre o adaptado y cruzar la respuesta de Padre Critico o a Niño Libre o Adaptado. Este cruce se produce siempre que se responde a una agresión o reproche con otra agresión o reproche. Es cruzada y puede durar indefinidamente. Es un círculo vicioso, dándose “un circuito de mutuo refuerzo del ‘estar mal’, procurando que el otro se sienta peor, para sentirse uno mejor”.
f. Transacción de quejas o lamentos mutuos. Esta Transacción es parecida a la anterior. Pero, en vez de críticas, ataques o reproches, se dan ayudas para protegerse mutuamente, careciendo, sin embargo, de interés por el otro. En estas Transacciones, cada Niño pide protección y el otro responde quejándose a su vez.

3) Transacción ulterior. Las Transacciones Ulteriores son las más complejas y las que están en la base de los juegos psicológicos. “Son aquellas en cuyo estímulo y/o respuesta interviene simultáneamente más de un Estado del Yo”.
Hay mensajes dobles. Unos son ocultos, psicológicos y otros son visibles, sociales. Los dos mensajes suponen dos niveles y la acción simultanea de más de un Estado del Yo.
El nivel social que es el evidente, publico y visible parecido al nivel de las Transacciones ya estudiadas. Suele expresarse de modo verbal. Y el estímulo puede interpretarse literalmente.
El nivel psicológico que es oculto, encubierto precisamente por el nivel social. Es más útil y menos perceptible. Su contenido no se puede admitir al pie de la letra sino en sentido racional. “En la Transacción Ulterior cabe efectuar tanto un análisis del contenido vinculado con él que del mensaje como uno del proceso que brinda el como del mensaje, la relación que se desea establecer. Este nivel se manifiesta por el gesto, el tono de voz, o sea, por aspectos no-verbales de la Transacción.
Estos dos niveles hacen importantes a estas Transacciones. El estímulo social distrae al Adulto del que lo recibe y el Niño y el Padre quedan influidos, enganchados por el estímulo psicológico. Incluso el que emite el estimulo psicológico, oculto, lo hace de tal modo que no es percibido por su propio Adulto.
a. Transacción Angular. Es un estimulo doble, en Angulo. El estímulo social, aceptable, y el estímulo oculto bajo el social, que pretende enganchar al Padre o al Niño del otro. Un adulto mal informado, ingenuo, o un Padre con flaqueza para salvar o perseguir, o una fuerte energía del Niño Adaptado, hacen posible la manipulación que se da con esta Transacción.
b. Transacción Doble. Son dos Transacciones que involucran cuatro Estados del Yo. Dos Estados del emisor del estímulo y dos Estados para el receptor que responde. Las flechas pueden ser paralelas o pueden cruzarse.

Reglas de comunicación de Berne:
Primera: Si las Transacciones son complementarias, la comunicación continúa indefinidamente, hasta cumplir su objetivo.
Segunda: En las Transacciones cruzadas, la comunicación se interrumpe. Se corta, o bien sigue otro rumbo.
Tercera. En las Transacciones Ulteriores lo que cuenta es el nivel psicológico; lo que sigue se decide en el nivel oculto; lo que se envía por ese canal es lo que importa.

c) Juegos Psicológicos.
Un juego es una serie de transacciones ulteriores, complementarias, que progresan hacia un resultado previsto y bien definido. Descriptivamente, es un conjunto de transacciones recurrentes, frecuentemente prolijas, superficialmente plausibles, con una motivación oculta; o en un lenguaje familiar, una serie de jugadas con una trampa o truco.

Las palabras de Berne nos ofrecen tres aspectos básicos que están en el fundamento de todo juego transaccional y que hacen que las transacciones puedan ser consideradas como juego:

a. Que son transacciones complementarias muy repetidas, a veces continuamente.
b. Pero que en ellas apreciamos características ulteriores, es decir, se da una transacción oculta o ulterior: transacciones que implican estímulos y respuestas bien visibles y socialmente explicables y –a la par- algo socialmente oculto o de doble fondo, algo de trampa. En el desarrollo del juego se revelará la trampa oculta que conlleva el mensaje subyacente del mismo.
c. Y que concluyen en “ganancias” en caricias; estas, al provenir de transacciones ulteriores son caricias negativas.

El empleo de la palabra juego no debe despistarnos y hacernos creer que nos referimos a diversiones o entretenimientos. La palabra “juego” no indica diversión, sino más bien un dinamismo dramático en el ámbito de las relaciones de los individuos.

a) Guión de Vida.
Definición: Según el médico psiquiatra canadiense Eric Berne, la mayoría de las personas actuamos siguiendo un guión de vida independientemente de si nos sentimos o no identificados con el personaje asignado. La voluntad de generar cambios en uno mismo y en las circunstancias es la vía para escribir nuestra propia historia.
Eric Berne observó que todas las personas a las que acompañaba en su proceso de terapia psicológica actuaban siguiendo lo que él denominó un "guión de vida", que es como el argumento preestablecido de una obra dramática que la persona se siente obligada a representar, independientemente de si se identifica o no con su personaje. Y es que cuando uno está representando un guión, lo que hace es actuar según la definición del personaje que ha sido escrita por otro. Según las investigaciones llevadas a cabo por Berne en su experiencia como psicoterapeuta, el guión de vida lo establece el niño durante su infancia, bajo la influencia, sobre todo, de sus padres y otras figuras parentales. Dicho guión se va reforzando por las diferentes experiencias y acontecimientos que el niño va viviendo a medida que crece.
Afortunadamente, la investigación muestra que los guiones pueden ser modificados. Y lo que es más importante, ese cambio de guión se realiza cuando el nuevo guionista decide ser uno mismo, reescribiendo el guión a su modo a partir de un progresivo proceso de toma de conciencia de cuáles son los elementos que condicionan y, a la vez, de cuáles son los deseos legítimos según los que la persona quiere vivir su vida.
Según Berne, un guión es un plan de vida que contiene lo más significativo de lo que le va a suceder a una persona. No se trata de un destino determinado por los dioses, sino que tiene su origen en los comienzos de la vida, en la infancia, en las tempranas decisiones que toma una persona joven para adaptarse y sobrevivir en su entorno y que quedan instaladas como un programa que conduce a la persona en el futuro y de manera inconsciente, salvo que ésta decida tomar consciencia de las creencias y decisiones inconscientes que gobiernan. El guión de vida, por tanto, se basa en las decisiones tomadas en la infancia, con la información y recursos disponibles en ese momento y que dan lugar a la creación de una cierta posición, esperanzas y curso de la vida. Son, en su momento, una solución aparentemente razonable para la situación existencial en la que se encuentra el niño.
Probablemente, la mejor manera de resumir lo que pensaba el doctor Berne se encuentra en el siguiente aforismo, que repetía a menudo: "Las personas nacen príncipes y princesas hasta que sus padres les convierten en ranas". Eric Berne sostenía que en una situación en la que el joven no esté bajo presión, las decisiones importantes acerca de la vida no deberían tomarse antes de la adolescencia, pero el guión de vida es el resultado de un conjunto de decisiones prematuras y forzadas, ya que han sido tomadas bajo presión y mucho antes de lo que es debido.
Dado que es en la infancia más tierna cuando se establecen las bases de la famosa autoestima, del valor propio y del valor de los demás, se trata de tomar conciencia de cuáles son los elementos de ese guión, entre los cuales cabe destacar los siguientes:
Los mandatos. El mandato o "la maldición", utilizando la terminología de los cuentos de hadas, hacen referencia a las prohibiciones o inhibiciones en el comportamiento del niño. Siempre se refieren a la negación de una actividad y están en relación directa con los deseos, temores o enojos de las figuras parentales. Según Berne, los mandatos son los mensajes que llegan al niño (principalmente de forma no verbal) a base de ser repetidos día tras día por sus padres o por las personas que tienen una fuerte influencia emocional en él, o excepcionalmente a causa de una circunstancia vivida como dramática.
Un segundo elemento importante a la hora de construir el guión de vida son las atribuciones. Como su nombre indica, una atribución le dice al niño lo que debe hacer o lo que debe ser. A diferencia de los mandatos, que son de naturaleza limitante, las atribuciones cargan al pequeño con aquello que se espera o desea que sea. También, como en el caso de los mandatos, la posible lista de atribuciones es ilimitada: "eres como tu tío", "eres igual que el abuelo", "eres... bueno, malo, listo, torpe, sano, frágil, especial, distinto, tremendo, etcétera". Etiquetas que, a base de repetición, se pueden colgar en la mochila que moldea la identidad de un pequeño que busca ser amado, protegido y reconocido.
Una revisión del guión de vida implica analizar diferentes dimensiones de la existencia relacionadas con el deseo, las creencias, las elecciones y las vocaciones. Por eso el trabajo no es rápido ni sencillo. Todo ello para redefinir la propia identidad, si cabe, así como las creencias y los permisos que nos acompañan en relación con las cuestiones más importantes de la vida: la pareja, el sexo, la religión, la vocación, la política, el placer, la prosperidad, etcétera.
El futuro de cada ser humano depende de muchas cosas, pero no conviene obviar la propia responsabilidad como uno de los factores, por no decir el factor, de mayor importancia. Esa responsabilidad se expresa en la voluntad y capacidad de generar cambios en uno mismo y en las propias circunstancias. Y, sobre todo, en la determinación para asumir la dirección de la propia vida realizando los cambios y renuncias que sean necesarios para ello. Porque quizá la consecución de la verdadera libertad llega cuando somos capaces de renunciar a lo que somos en favor de lo que podemos llegar a ser.

Ejercicio sobre el guión o argumento de vida.
Lee previamente el material para familiarizarte con el mismo.
Puedes hacerlo "de una sentada" o en varios días, agregando la información que vaya surgiendo por asociación de lo ya descrito, por mayor introspección, etc.
En las preguntas que desconozcas la respuesta, busca la manera de adquirir mayor información, si esto no es posible de ningún modo, contéstalas según supongas que fue.

- ¿Qué clase de vida llevaban tus abuelos?
- ¿Cómo era tu abuelo materno y qué vida llevaba?
- ¿Cómo era tu abuela materna y qué vida llevaba?
- ¿Cómo era tu abuelo paterno y qué vida llevaba?
- ¿Cómo era tu abuela paterna y qué vida llevaba?
- Realiza tu organigrama familiar incluyendo, al menos, desde tus abuelos hasta ti. Especifica sexo y edad.
- ¿Se dan coincidencias llamativas?
- ¿Cuándo y cómo se conocieron tus padres?
- ¿Cuándo y por qué se casaron?
- ¿Cómo fue que tu madre quedó embarazada de ti?
- ¿Cuantos hijos querían tener tus padres?
- ¿Por qué? (Si no lo sabes, supóntelo, por favor.)
- ¿Cuál es tu posición en la familia?
- ¿Cuál es la fecha exacta de tu nacimiento?
- ¿Tiene esta fecha alguna significación especial para ti?
- ¿Y para tu familia?
- ¿Fuiste deseado y/o planeado?
- ¿Lo deseabas tú?
- ¿Dónde y cuándo fuiste concebido?
- ¿Cómo te sientes en el vientre de tu madre?
- ¿Qué sienten tus padres mientras esperan que nazcas?
- ¿Cómo lo pasó tu madre en tu nacimiento?
- Después de nacer: ¿Eres tú a quién esperaban?
- ¿Tienes el sexo que ellos querían?
- ¿Quién te cuida?
- ¿Cómo lo hace?
- ¿Qué siente tu madre?
- ¿Cómo es ella?
- ¿Qué siente tu padre?
- ¿Cómo es él?
- ¿Quién decidió tu nombre?
- ¿De dónde procede tu nombre?
- ¿Y tus apellidos?
- ¿Cuáles fueron tus apodos y por qué?
a) En la familia:
b) En el colegio:
c) Otros:
- ¿Cómo te llaman ahora en tu familia?
- ¿Y tus amigos?
- ¿Qué pensabas de ti mismo cuando eras pequeño?
- ¿Qué decidiste sobre la vida?
- ¿Qué te parecía el mundo?
- ¿Qué te parecían las demás personas?
- ¿Recuerdas alguna decisión concreta tomada desde muy niño?
- ¿Eres un triunfador o un fracasado? (Razona la respuesta).
- ¿Desde cuando lo piensas?
- ¿A qué clase de gente miraban tus padres por encima del hombro?
- ¿Y a qué clase de gente admiraban?
- ¿Qué clase de gente prefieres tú?
- ¿Qué clase de gente te disgusta?
- ¿Cuál es el cuento qué más y mejor recuerdas de entre los que te contaron cuando eras pequeño? (Cuéntalo).
- ¿A qué figura histórica (familiar o no, próxima o lejana) has admirado más y por qué?
- ¿Con quien te comparaban y te comparan ahora?
- Completa las frases en función de tu infancia:
i. Este niño/a es como...
ii. Es igual que...
iii. Se parece a...
- ¿Cómo les va a esas personas y qué han hecho con sus vidas?
- ¿Cuál es la frase o frases más repetida por tu padre para referirse a ti?
- ¿Y por tu madre?
- ¿Qué previsiones se hacen sobre tu porvenir?:
i. "Este chico/a va a llegar a..."
ii. "Este chico/a va a terminar..."
- ¿A quién consideras que te pareces?
- ¿Cómo son las personas que más impacto te han producido?
- ¿Cuál era tu cuento favorito cuando eras pequeño?
- ¿Y cuál tu personaje favorito?
- ¿Cómo te llevabas con tus profesores en la escuela?
- ¿Y ellos contigo?
- ¿Cómo te llevabas con tus compañeros en la escuela?
- ¿Y ellos contigo?
- ¿De que hablaban tus padres en la mesa a la hora de comer?
- ¿De qué hablas con tus amigos?
- ¿Quién es ahora tu héroe?
- ¿Quién es la peor persona del mundo?
- ¿Y la mejor?
- ¿Has tenido alguna vez una pesadilla?
- ¿Qué clase de mundo ves en esa/s pesadilla/s?
- Cuéntame un sueño que recuerdes.
- ¿Cómo te ve la gente?
- ¿Cuál es la reacción más frecuente de tus padres cuando las cosas se ponen feas?
- ¿Cuál es tu reacción más frecuente cuando las cosas se ponen feas?
- ¿Qué es lo mejor que puedes hacer con tu vida?
- ¿Qué es lo peor que puedes hacer con tu vida?
- ¿Qué quieres hacer con tu vida?
- ¿Qué esperas estar haciendo dentro de 5 años?
- ¿Qué te gustará estar haciendo dentro de 10 años?
- ¿Dónde esperas estar dentro de 10 años?
- ¿Qué te gustará estar haciendo dentro de 10 años?
- ¿Cuál es tu animal favorito? ¿Por qué?
- ¿Qué animal te gustaría ser? ¿Por qué?
- ¿Cuál es el lema de tu vida?
- ¿Tienes "vicios" que quieras dejar?
- ¿Desde cuándo los tienes?
- ¿Desde cuándo los quieres dejar?
- ¿Quién los tiene o tenía de tu familia?
- ¿Has pensado (o intentado) en el suicidio alguna vez?
- ¿Lo pensó, intentó o realizo alguna persona de tu familia?
- ¿Cuáles son tus recuerdos más penosos?
- ¿Y cuáles tus recuerdos más placenteros?
- ¿Qué experiencias, compromisos y éxitos han dado sentido a tu vida?
- ¿Te arrepientes de algo? De ser así, ¿Qué podrías haber hecho de manera diferente?
- ¿Qué puedes hacer ahora de manera diferente?
- ¿Qué es lo que más te ha gustado hacer en tu vida?
- ¿Cuál puede ser el epitafio que resuma lo que ha sido tu vida?
- ¿A qué edad crees que vas a morir?
- ¿Cómo escogiste esa edad?
- ¿Quién murió a esa edad?
- ¿Cómo va a ser tu muerte?
- ¿Quién estará junto a tu lecho de muerte?
- ¿Cuáles serán tus últimas palabras?
- ¿Que dejarás?
- ¿Qué pondrá en tu lápida?
- ¿Qué te gustaría que pusiera?
- ¿Qué sorpresas se encontrarán tras tu muerte?
- ¿Tu verdadero yo domina siempre las acciones?
- ¿Tienes alguna fijación sexual?
- ¿Con cuanta antelación empiezas a preocuparte de las cosas?
- ¿Cuánto tiempo sigues preocupado por las cosas una vez terminadas?
- Enumera ahora las cosas que realmente haces para hacer verdad lo que se esperaba de ti.
- ¿Qué quieres cambiar?
- ¿Cómo lo vas a hacer?
- Finaliza ahora como tú lo suelas hacer.

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