Visión Clínica:
La visión clínica implica una abstracción de síntomas donde hacemos "figura" lo que está enfermo, yuxtaponiéndolo a la realidad, haciendo "fondo", dejando de lado lo que está sano. Es así como la mayoría de las personas que acuden a consulta saben muy bien lo que hacen mal, lo que es sancionado, lo que es enfermo; pero no tienen la más mínima idea sobre lo que hacen bien, sobre lo "sano".
Pero para
poder reconocer que estamos enfermos debemos ser muy sanos. La
Gestalt no ve a la visión clínica como una
descripción clínica de la vida, sino como una interrupción natural del crecimiento y del
desarrollo.
La
neurosis para la
Gestalt no es una enfermedad; es una forma de ser, de estar en el mundo; es una forma de existir. No tengo una
neurosis; soy un neurótico. No existen las neurosis; existen los neuróticos.
En la Concepción Clásica la neurosis sería como la
persona más la enfermedad, con lo cual al eliminar la enfermedad tendríamos a la
persona sana. En
cambio, la Concepción Gestáltica considera que la neurosis es la maxima riqueza de una persona y al mismo
tiempo, su maxima
pobreza. Su maxima riqueza pues es la forma en que logró sobrevivir a lo largo de su
historia de vida. Y es su mayor límite pues es lo que le impide vivir plenamente su vida; por ello no le podemos quitar nada. Lo que tenemos que hacer es desestructurar y volver a estructurar de una distinta manera las mismas piezas, variando la figura de acuerdo al orden que demos a las mismas.
La "cura" estaría no en hacer algo sino en dejar de hacerlo. Dejar de hacer aquello que repito día a día.
El
comportamiento neurótico es totalmente predecible. Al estructurar un
carácter vemos y repetimos siempre las mismas cosas.
El "cómo" incluye al "porqué", pues al descubrir el "cómo" descubrimos el "porqué". El "cómo" es liberador, lo que no sucede con el "porqué".
La neurosis nos permite ser irresponsables en tanto que alienamos parte de nuestra
personalidad ("yo soy así"; "quiero, pero no puedo"; etc.). Siempre hay una razón para que sigamos manteniendo el
modelo neurótico de persona que somos. Y así las
resistencias nos estancan porque queremos y no queremos al mismo
tiempo. Las
resistencias se constituyen a partir del interjuego dinámico entre ambas fuerzas y estas deben ser ayudadas y no enfrentadas pues cuando más atacamos a las resistencias, más rígidas se ponen y más eficientemente cumplen con su
función.
Un paso terapéutico importante sería el llegar a conocer la intencionalidad de la
conducta, en tanto que toda
conducta tiene un significado, ya sea consciente y/o inconsciente. Decía Fritz Perls que todo paciente viene no a curarse sino a confirmar su neurosis.
Salud y enfermedad.
Preguntar qué es la
salud y qué es la enfermedad es como preguntar y preguntarse sobre qué es la vida, etc. Es una pregunta difícil de dilucidar y con un sinnúmero de condicionamientos sociales, culturales, económicos, religiosos, políticos. Pero debemos reconocer cual es nuestro pre-juicio, el que consciente o inconscientemente va a influir en y sobre nuestro trabajo como profesionales.
Necesitamos de un
concepto de
salud que sea relativamente independiente de nuestros pre-juicios, es decir, necesitamos en cierto sentido una psicopatología diferente a la clásica.
La visión "clínica" de la enfermedad está orientada hacia la
lógica de la enfermedad en vez de apuntar hacia la
lógica de la salud, lo que nos conduce a hacer "figura" lo que está mal. Pero no debería ser así, pues la persona es consciente de sus dificultades, de lo que no hace bien, pero no tiene idea de lo que si hace bien y que le ha permitido sobrevivir. Es por eso que tenemos que hacer énfasis en lo que está "sano", en lo que es "salud".
Para la Gestalt, la psicopatología sería la interrupción en el
proceso natural de crecimiento. Ello obviamente no implica que existan áreas donde la concepción psicopatológica clásica no sea plenamente aplicable.
Todo lo que está vivo crece y se desarrolla como forma de actualización de sus potencialidades a través de un
proceso complejamente dinámico. Crecemos siempre en relación a y este crecimiento tiene una connotación teleológica en cuanto que crecemos en
dirección a algo; apuntamos hacia un fin.
De esta manera nuestra
identidad se va con-formando a través de una
discriminación dinámica del "yo" – "no-yo".
Es en relación al medio que voy creciendo; asimilando cosas es que voy decubriendome a mí mismo.
Y ello implica también una lucha por sobrevivir en las circunstancias que a cada uno de nosotros nos toca vivir.
Pero cuando bloqueamos, cuando interrumpimos ese
desarrollo en cuanto que proceso natural, es cuando comienzan los
problemas.
A veces puede suceder que la necesidad más apremiante en determinado momento no sea el relacionarme con, sino el alienarme a (una parte de mi ser) y esa alienación de una parte mía es la forma de cumplir con las exigencias que me
demanda el mundo social. Y ello constituye el primer obstáculo a mi crecimiento
personal, constituyéndose así en una zona con la cual no hago contacto y así sigo creciendo sin tener contacto con esa parte de mi ser, ajustando mi existencia a la falta de esa parte.
Pero llega un momento en la vida en que siento que esa parte alienada obstaculiza mi crecimiento, además de crearme una gestalt fija que me impide experienciar la multiplicidad. Es así como llegamos a desarrollar en exceso, a hiperdesarrollar una
función para compensar a la que alieno.
Pero no podemos volver a la situación original ya que ella no existe y, además, hemos hecho un sinnúmero de cosas que me han ido convirtiendo en lo que hoy soy.
Entonces en el proceso de consulta vamos a buscar el re-conectar la parte alienada de la persona actual, lo cual va a implicar una transformación total de esa persona. Así que en cierta forma toda patología es un bloqueo energético.
La
homeostasis o autorregulación organísmica es un proceso natural, permanente y dinámico de todo ser, en el cual no intervienen las
funciones conscientes. Trasladado a la vida psíquica y a la vida de relación, cuando está función actúa correctamente tenemos orientación y sentido de la vida; en
cambio cuando se encuentra interrumpida experimentamos tensión y nos estancamos en algún lugar.
Lo que en determinado momento necesitamos moviliza todo nuestro ser. Tenemos un proceso homeostático con el mundo y con nosotros mismos.
Evitación del contacto.La vida es una experiencia a ser vivida y no un problema a ser resuelto y es por ello que necesitamos el cómo y no el porqué, además de que este último se encuentra englobado en el primero.
Cuando tenemos una respuesta
estática, que es siempre la misma, que se repite, entonces tenemos una figura fija, una gestalt fija, una situación inconclusa.
Todos tendemos a "cerrar", a convertir lo que vemos en algo cognoscible. Estructuramos así el mundo de acuerdo a ciertas
leyes de la
percepción y cuando no podemos cerrar una "gestalt" se genera una situación inconclusa, una gestalt "abierta".
La situación inconclusa es una situación natural y no necesariamente patológica. Constantemente estamos abriéndonos ante situaciones nuevas, generando situaciones inconclusas y es gracias a ello que tenemos energía para vivir. Mientras la gestalt está abierta hay energía, y cuando se cierra, se hace "fondo".
En el plano psicológico, si mantenemos una situación inconclusa, hay un quantum de energía disponible. Esto tiene un aspecto negativo dado por la compulsión a la repetición y por otro lado, tenemos la posibilidad de resolución en tanto que mientras se mantiene abierta existe la oportunidad de resolverla.
Debemos tener en cuenta que un
conflicto puede haberse generado hace ya tiempo, pero la energía que lo inició, hoy, en al aquí y ahora mantiene todo su potencial energético. Y es en el aquí y ahora, en el momento presente donde esa situación inconclusa puede llegar a cerrarse, concluirse y pasar a ser "fondo". Y para cerrar esa situación inconclusa necesitamos utilizar la misma energía disponible que esa situación generó y genera. De esa manera, debemos tener siempre presente que las fuerzas para el cambio, para la salud no provienen de nuestra persona como profesionales sino del mismo consultante.
Hay que tener muy en claro que lo malo no es defenderse sino el vivir defendidos.