Wednesday, October 11, 2006

FUNCIONAMIENTO DEL PSEUDO YO
Cuando predomina el Pseudo yo, el Yo se retrae del medio, por lo que tampoco podemos hacer contacto para satisfacer nuestras necesidades. Ya comentamos que la neurosis es ajena al control yoico y que se caracteriza por tener mensajes en automático y transmitirlos al Yo haciéndole creer que son reales y verdaderos. La Psicoterapia Gestalt tiene la visión del organismo como un todo, por lo cual cada parte afectada, inevitablemente afecta al organismo. ¿Cómo podemos hacer para disminuir el poder del Pseudo yo y aumentar el del YO? Se contesta en función de la teoría económica del organismo, la cual señala que la energía es una sola, por lo que si se disminuye una parte aumentará en su polaridad, lo cual significa que si trabajamos sobre el Pseudo yo mediante técnicas gestálticas que favorezcan el aumento de la conciencia, entonces podremos fortalecer al Yo en detrimento de aquél. El cerebro sólo puede crear cambios en sus cordones neuronales en el aquí y ahora, es decir en tiempo presente y continuo. Hay múltiples cordones neuronales con mensajes similares que desencadenan la misma conducta neurótica. Para trabajar ésta es necesario resolver cada cordón por separado o en subconjuntos. Partiendo de esta base, creemos que cuando una persona dice que carece de voluntad, se está refiriendo a que por alguna razón a la que llamamos bloqueo o auto-interrupción de la energía, no puede utilizar el núcleo cognitivo-volitivo en el lóbulo prefrontal. Si está bloqueado lo cognitivo (atolladero o confusión), entonces no puede dispararse lo volitivo y si éste se bloquea, no hay acción. En la medida en que la persona se va conduciendo a sí misma, irá paulatinamente adquiriendo un mayor control sobre su conducta hasta llegar a ser lo que realmente es y renunciando a los “deberías” y “no deberías” o a las culpas, miedos irracionales, angustias y prejuicios involucrados en el Pseudo yo. Donde hay necesidad siempre hay atención y donde hay atención siempre hay interés. Salama, H. (2002) Psicoterapia Gestalt Proceso y metodología. México. Alfaomega p. 51-53

EL SELF COMO ÓRGANO DE CONTACTO Y EN RELACIÓN CON LA IDENTIDAD
El self es el órgano de contacto por excelencia, mientras que la identidad es algo que crece, se desarrolla, es capaz de transformarse pero también capaz de rigidizarse, de estancarse y de entumecerse. La identidad es la totalidad de la persona, es aquello con lo cual nos identificamos, lo que sentimos que somos. Cuando la identidad no es flexible y variable, cuando es rígida, estamos frente a una identidad neurótica, frente a una Gestalt fija, frente a un comportamiento previsible. En este caso el self está al servicio de la neurosis y por lo tanto no permite realizar ni realiza contactos nuevos. El self no es la identidad aunque guarda con respecto a ésta una relación muy profunda. Un self rígido por ejemplo, impide una identidad variable, mientras que un self dinámico permite el desarrollo de una identidad flexible. O sea, que si mi self no varía, siempre habrá de mantener la misma distancia y esto llega a suceder en personas que han carecido de afecto y de contacto físico durante su primera infancia, lo cual hace que se sientan confusas, molestas, temerosas, invadidas, afectadas en su estructura de identidad cuando otro se les acerca o intenta contactarlos físicamente; temen el rechazo de y por el otro. En el fondo quieren establecer contacto pero sienten temor y se aíslan como defensa. Lo que nos permite el cambio y el crecimiento es que el self trascienda los límites de nuestra identidad. Ambos se han de condicionar mutuamente. El self es el que posibilita que mi identidad crezca a través del establecimiento de contactos nuevos. Lo que se encuentra en la base de la génesis de una estructura neurótica es la reiteración de una situación que es siempre la misma (por ejemplo que a un niño siempre le griten o le peguen, o que sea sobreprotegido o sobremimado). Cuando trabajamos con personas que tienen dificultad para distinguir entre su self y su identidad y los conducimos a establecer contacto con algo, en la medida en que no son capaces de digerir y asimilar, rechazan el contacto incrementando así sus resistencias y sus defensas. El trabajo terapéutico estaría entonces dirigido a buscar flexibilizar al self más que a cambiar la forma de ser, al menos en principio. No debemos intentar cuestionar o amenazar la identidad de dicha persona porque ella no tiene la menor posibilidad de defenderse, de eliminar la angustia. Por ello trabajamos con la periferia, conduciéndola a realizar contactos poco a poco, en forma gradual. Y así vamos trabajando en, con y sobre el self tocando en un mínimo la identidad de la persona, de manera que contacte con algo tolerable para su identidad. Dependiendo de la situación en particular y del momento de la misma es que la estrategia terapéutica será más o menos flexible y amplia. Recordemos entonces que el contacto es igual a experienciar que es igual a lo nuevo y en la medida en que no puedo hacer contacto conmigo mismo, me impido el contacto con lo otro. La separación entre self e identidad es algo variable a lo largo del transcurrir de la vida. Cuando llegamos a tener clara conciencia de nuestra identidad, podemos asumir el riesgo de una nueva experiencia. Toda situación nueva implica un riesgo y en ese momento nos experimentamos como solos y separados. Para experimentar el riesgo nos tenemos que poder aferrar a algo. Si no sentimos confianza en nosotros mismos no podemos arriesgarnos puesto que no tenemos la base de apoyo que nos permita dar el salto hacia lo desconocido. Y esto es algo que nadie puede hacer por nosotros.

Contacto Y Evitación Del Contacto.
La diferenciación entre yo y no-yo se lleva a cabo a través de la experiencia y ella se da a través del contacto. Crecemos mediante el entrar en contacto con lo nuevo, a través de la experimentación y asimilación de lo que es diferente, de lo que es desconocido. El contacto ocurre en el aquí y ahora, en el momento presente. En el comportamiento neurótico no hacemos contacto sino que repetimos y tocamos siempre lo mismo. Hay una evitación del contacto, una actitud fóbica frente al contacto. No nos relacionamos con lo nuevo a los efectos de permanecer "idénticos", sin cambio alguno en nuestra persona. En la situación terapéutica de una forma o de otra esta persona que concurre a consulta intenta en una forma inconsciente el introducirnos en su Gestalt fija, en su estructura caracterológica.

Punto Ciego Y Diferenciación
Debemos hacer énfasis en lo que se ve y en lo que no se ve. Y esto que no se ve es lo que constituye el "punto ciego". El "punto ciego" se mantiene a través de una deflexión del estímulo, pues dicho estímulo toca una necesidad cuya falta me provoca angustia y ansiedad y ello es motivo para y de tener una coraza que haría que ese estímulo rebote y no me afecte. La diferenciación no es tan sólo una diferenciación interpersonal sino también una diferenciación intrapsíquica, como sería por ejemplo el diferenciarnos de nuestros introyectos. El diferenciarme externamente implica el discriminarnos con respecto a lo que no somos. El diferenciarme interiormente sería discriminarme con respecto a, y con lo que no soy yo a nivel interno, al interior de mi propio organismo y/o psiquismo. Mi identidad entonces es todo aquello con lo cual yo me identifico, ya sea que esté dentro o fuera de mí. Por otra parte lo que introyecto limita mi espacio vital intra y extrapsíquico y es por ello que para crecer debemos diferenciarnos de esos introyectos, es decir, debemos regurgitarlos, masticarlos, digerirlos y asimilarlos de manera de integrarlos a nuestro organismo. En la persona neurótica aunque haya una comprensión racional de que sus temores son fantasía, hay una experiencia que refuerza ese temor, por lo cual no lo puede asimilar en forma racional, sino que ha de re-vivirlo, re-vivenciar esa situación en el aquí y ahora, en el momento presente. Ha de enfrentarla en forma experiencial de manera tal de salvar la barrera y asimilar la situación estancada como lo que fue, como una experiencia más que integra su historia de vida, como algo que sucedió en el pasado y que ahora es "fondo" y ya no "figura", algo que ocurrió en un presente que ya es pasado y que por ende se constituye en algo irrepetible como lo es toda experiencia que sucede en el aquí y ahora.

Auto-Apoyo Y Apoyo Ambiental
El pasaje del apoyo ambiental al auto-apoyo implica el proceso del pasaje de lo "enfermo" a lo "sano". En nuestra infancia buscamos movilizar los recursos del medio ambiente para el logro de nuestras necesidades. En dicho caso, el desarrollo emocional implicaría establecer un equilibrio entre el afecto y la frustración. Frustración en cuanto a hacer que el niño lo logre por sí mismo. Es así que entre el afecto y la frustración es como se llega a desarrollar el arte de criar un niño. Se necesita de la frustración para poder crecer y ello implica el establecimiento de límites, de negar cosas. Implica el frustrar la manipulación mediante la cual obligamos a otro(s) a que nos den lo que necesitamos, cambiándola así por la obligación de desarrollar su propio potencial para lograr lo que necesita. Y esa frustración también es necesaria en todo proceso terapéutico. La persona que llega a consulta lo hace con su "carácter" (frustraciones, acting out, etc.); entonces si entramos en el juego que la persona trae y nos convierte en uno más de sus introyectos, no va a ocurrir nada y permaneceremos estancados. Es decir, que hasta que no frustremos esa manipulación no va a haber contacto, no va a haber crecimiento, maduración. El crecimiento implica el pasar de la movilización del apoyo ambiental al auto-apoyo. El auto-apoyo es poder reconocer mis necesidades y satisfacerlas. El hecho de buscar satisfacerlas implica la sensación de poder que se vivencia como centrada en uno mismo. Cuando nos arriesgamos estamos posibilitándonos el crecimiento. Al desarrollar nuestro apoyo empezamos a elegirnos a nosotros mismos como seres en situación de relación. Cuando una persona logra desarrollar ese centro de auto-apoyo en sí misma, entonces podemos decir que el proceso terapéutico ha concluido. El proceso de crecer sólo puede estar basado en la experiencia del presente; nunca puede ser un "verticalazo" del terapeuta. La persona sana se auto-elige a sí misma y toma sus propios riesgos. La neurosis es una forma de ser y de estar en el mundo y no una enfermedad. La neurosis es en cierto sentido la mejor identidad que una persona pudo lograr en el proceso de su vida. En ese sentido es nuestra mayor riqueza y nuestra mayor pobreza. Es nuestra mayor riqueza en tanto que configura nuestra historia de supervivencia y es en ese sentido todo lo que tenemos. Es así que una persona no tiene una neurosis sino que se es un neurótico. Y al mismo tiempo se constituye en nuestra mayor pobreza en cuanto es nuestra mayor limitación, nuestra mayor tristeza, angustia; es el no encontrarnos con los demás y el no encontrarnos sinceramente con nosotros mismos. Pero para bien y/o para mal, nuestra neurosis es nuestra identidad. Cualquier cambio entonces amenaza la estructura de nuestra identidad, la que fue creada para defendernos del mundo. Y es por este motivo que nadie en su sano juicio quiere cambiar. A la experiencia de cambio llegamos dolorosamente. Es muy difícil nacer nuevamente, porque para poder re-nacer hay que primeramente morir. Tiene que perecer una forma de ser para que pueda nacer una nueva.

Resistencia.
La resistencia es una defensa "lógica" de mi identidad. La neurosis es algo que se instala progresivamente, con excepción de las situaciones traumáticas. La permanente repetición de una conducta es lo que genera la neurosis. El gran daño que encontramos en el núcleo de la neurosis es el daño a uno mismo. La persona sana es dueña de su propia existencia. Ningún proceso psicoterapéutico puede darle a una persona lo que esta no tiene; si puede ayudarla a descubrir lo que yace oculto en cuanto que potencialidad en sí misma. La aparición de una conducta repetitiva en consecuencia implicaría que no ha habido un cambio en la estructura. El lograr un "insight" racional a lo único que ayuda es al reforzamiento de los mecanismos defensivos que le sirven al individuo para auto-justificarse. Para que exista cambio hay que movilizar toda la estructura. En general cuando hablamos de resistencia todos pensamos en una fuerza que se opone a nuestro deseo consciente de cambio, o sea, que se visualiza a la misma como un obstáculo a vencer. Esto se constituye en una falsa oposición entre una persona que quiere cambiar y un obstáculo. Ambas están dialécticamente interrelacionadas; la una refuerza a la otra y esto se da a través de la resistencia. Sería como el principio de acción y reacción trasladado de la física clásica a la Psicología. La resistencia es así considerada como el interjuego, la interrelación entre la fuerza para el cambio y la fuerza igual y contraria para el no cambio (quiero cambiar, pero no quiero cambiar). El tema no está en tomar una parte sino en tomar ambas y hacer que surjan como evidentes. Cuando decimos y experimentamos un "no puedo", en verdad lo que hay es un "no quiero" del cual no me hago responsable, que no se me hace consciente. En el "no quiero" ya existe un compromiso activo, el que no necesariamente tiene que ser consciente, es decir, que el hacer evidente el "no quiero" no implica hacer consciente las causas por las cuales no quiero. Esto busca integrar una parte de mi identidad con la cual yo me encontraba previamente en conflicto y que por ende estaba alienada de mi personalidad. Ello conduce a que la persona se ponga en contacto con su núcleo problemático, el cual será resuelto en el transcurso del proceso terapéutico. Habría un "por qué" que se encontraría implícito en el proceso de experimentar el "no quiero". Una interpretación no puede superponerse a la relación con la persona en situación de consulta. La interpretación es válida sólo si puede ser relacionada a través de un proceso experiencial, lo que implica no considerar la interpretación como una conclusión sino como un instrumento. Todo dependería de en qué momento se haga la interpretación y de cómo se haga. Una racionalización mal hecha tendería a reforzar los mecanismos defensivos, a constituirse en una justificación para nuestros actos. Durante el proceso terapéutico, la relación que establecemos con la persona que acude a consulta es el vehículo primordial mediante y a través del cual se logra el encuentro existencial que permite el crecimiento más que la metodología terapéutica en sí, es decir, que lo que más influye son las cualidades personales de un profesional. Buscamos hacer contacto con la parte alienada del "self". Es decir, que si bien las resistencias son inconscientes, ello no significa que no nos pertenezcan. Y todo ello puede hacer cambiar la experiencia de mi "no puedo" a un "no quiero", lo que implica responsabilizarme de mis proyecciones y ello significa re-identificarme con mis partes negadas. En el "no quiero" es donde se encuentra radicada la energía vital. Es así que en la situación psicoterapéutica buscamos brindar un soporte para esa parte, para que la pueda experienciar. No puede haber cambio alguno sin una experiencia, porque fue a raíz de una experiencia que se produjo la alienación. Y la resistencia son ambas fuerzas: el quiero y el no quiero. Cuando entro en contacto con una polaridad hay una traslación de energía hacia la otra polaridad. El no querer es una actividad potente y el no poder es una actividad impotente. En este sentido no cumplimos con las expectativas del consultante sino que por el contrario nos diferenciamos del rol que nos quiere imponer y de ahí que se configure una situación totalmente nueva. Las defensas siempre se mantienen como una evitación del contacto consigo mismo a los efectos de evitar el dolor de esa experiencia subjetiva. Podemos hacer contacto: con nosotros mismos (nivel intrapsíquico), con el otro (nivel interpersonal); y/o con el medio (nivel ambiental). El ser en el mundo del neurótico hace que éste se sienta como en una cárcel Hay una falta de contacto con lo nuevo, razón por la cual no crece y tiene la sensación de estar condenado a que todo sea por siempre igual, sin cambio, rutinario. La neurosis es su identidad; no es su única manera de ser en el mundo, pero es vivenciada como si lo fuera. Hay una intencionalidad no consciente de mantenernos igual, dentro de ciertos límites; de no perder nuestra identidad.

Mecanismos Defensivos (Bloqueos)
Todos los mecanismos de defensa son formas de evitar el contacto que permiten ver el cómo un individuo en particular se impide el contacto con el mundo interno y/o externo. Cuando hacemos contacto lo hacemos con lo exterior y con lo interior. La experiencia la asimilamos desde nuestro interior. Es a través del contacto como discrimino lo que soy de lo que no soy y ello implica un equilibrio permanente y dinámico con el medio, lo que implica que mi identidad se va a encontrar inmersa en un proceso de transformación continua. El neurótico buscaría vivir siempre en una relación "como sí".

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